El ahorcado
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El ahorcado.- Me lo habían advertido: ‘no es de fiar’, me decían, ‘ya verás tú, los problemas que te crea’, ‘tiene constantes desarreglos’, ‘sólo te va a dar disgustos’. Pero yo no me dejo influir por la opinión de la gente, así que quise verlo con mis propios ojos. Fui a su casa, encontré la puerta de la calle abierta, entré y llamé pero nadie me respondió. Pasé y fui a lo que supuse sería su habitación. Lo encontré sobre la mesa, parpadeando todavía. Era un XT-286, seguramente, un ordenador del jurásico que se quedaba colgado por menos de nada. Me lo vendían por cuatro perras. Juan Yanes
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