Pasear al perro con dignidad
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Pasear al perro con dignidad. Pasear al perro con dignidad es más importante que dar la vuelta al mundo en un globo aerostático. Si saco al perro y le doy una vuelta por el barrio, saludo a la gente, veo las nuevas zanjas que ha abierto el ayuntamiento, controlo el estado de deterioro del mobiliario urbano (me encanta eso del mobiliario urbano, me parto de la risa), me encuentro con mis amigas, cotilleamos un rato y veo cómo está la cosa en general. Si por el contrario, nos montamos en un globo aerostático, el estado general de la cosa cambia por completo. Vale, sí, todo es muy bonito, las montañas nevadas, las banderas al viento, las puestas de sol de postal… Pero no se puede mantener la dignidad a doscientos metros de altura. La dignidad solo se puede mantener pisando la tierra. Por ejemplo, ayer me dice el municipal del barrio, Doña Fulgencia, ya le he advertido, de forma reiterada, que su perro hace las deposiciones en la puerta principal del Banco Santander Central Hispano y que ayer mismo hizo una de considerables dimensiones, causando gran indignación entre el personal de la entidad y el resbalón de uno de sus directivos. Pero vamos a ver, Señor Guardia, ─le dije yo de forma no menos enfática cortándolo en seco antes de que empezara a nombrarme artículos de las ordenanzas y demás─, ¿usted no sabe que mi perro es un perro anticapitalista? ─el guardia alucinaba─ Él, siente las necesidades escatológicas, de manera irrefrenable, delante de la institución que representa al capital frente al trabajo. Es el viejo mecanismo estímulo respuesta, ¿vale?, la teoría del reflejo condicionado de Iván Petróvich Pavlov, ¿vale? ─el nombre completo de Pavlov, reconozco que lo pronuncié con recochineo─. El guardia se quedó un tanto perplejo, cambio de color y acertó a decir: Bueno, bueno, la verdad es que no tenía ni idea de que su perro tuviera ese tipo de inclinaciones. Estudiaremos el caso. Dijo eso, dio media vuelta y se fue. ¿Ven ustedes? Esto es lo que yo llamo, pasear al perro con dignidad, ¿me entienden? Juan Yanes
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