Leer
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Derechos del lector y de la lectora
1. Derecho a no leer: la mayor parte de los buenos lectores se conceden diariamente el derecho a leer o no, a mirar una mala película que a tomar un buen libro, no obligue en el momento y el lugar, no piense ni opine de que, el leer es un acto sólo para intelectuales, no coloque a la lectura en el sitio de los eruditos.
2. Derecho a saltearse las paginas: no creo que existan buenos lectores que alguna vez al menos, no hayan hecho uso de este derecho, no sancione al niño que lo hace, ni al joven, en realidad, es saludable saltearse lo que va a quitarnos el placer de lo bueno que queremos disfrutar.
3. El derecho a no terminar un libro: hay infinitas razones para negarnos a terminar un libro, desde la no comprensión, o la no aceptación del estilo o forma, hasta la rutina cotidiana y el no poder saber que estoy haciendo con este libro entre mis manos…dejemos que alguna vez la decisión de no terminarlo no nos haga sentir ni hacer sentir culpables, no concentremos nuestro esfuerzo si la lectura no nos provoca hasta el final, el ansia de la resolución y el deseo de no acabarla.
4. El derecho a releer: este derecho es desde cualquier ángulo, lo que no leí antes, lo que quiero disfrutar otra vez, lo que quiero comprobar y lo que quiero leer por el placer de no olvidarlo, todos podemos hacerlo cuantas veces queramos y recordemos una vez más que no es la cantidad de lectura sino, la calidad, si releer algo bueno nos produce placer, releamos infinitas veces.
5. El derecho a leer cualquier cosa: sabemos que los libros también son productos de nuestra época, sabemos que no todos son de la misma calidad, pero entre los gustos y los deseos, están los clásicos universales, las buenas o malas novelas, pero siempre se debe de tener el derecho a leer, desde lo comercial o informativo hasta un poema que no muere en el tiempo, concédale al niño el derecho de leer lo que quiera.
6. Derecho al bovarismo: (enfermedad de transmisión textual), la satisfacción inmediata de nuestras sensaciones… esa sensación de éxtasis que embarga al joven lector y que nos hace agitarle ante sus ojos el título del clásico que debería leer, no cedamos al bovarismo de quitarles el placer que pueden experimentar ante una descabellada obra de ciencia ficción o una novela demasiado rosa.
7. El derecho a leer en cualquier lugar: no existen lugares para la lectura, no necesitamos el silencio y el espacio de los edificios o la hora de la siesta, dejemos que el niño lea adonde quiera hacerlo, eso es parte de la libertad y la formación del hábito.
8. El derecho a hojear: yo hojeo, nosotros hojeamos, dejemos que hojeen, todos hemos necesitado el uso de este verbo para saber y conformar la visión de lo que vamos o no a leer y disfrutar, en el hojeo está el primer contacto de placer con la lectura.
9. El derecho a leer en voz alta: no creo que nadie haya no experimentado alguna vez la oportunidad de sentirse a si mismo leyendo un diálogo o una cita que nos embriaga de emoción, escucharnos participando con el autor en nuestra consigna preferida es uno de los placeres más reconfortantes y estimulantes de la lectura.
10. El derecho a callarnos: el hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal, vive en grupos porque es gregario, pero lee porque se sabe solo…no necesitamos comentar ni analizar lo que leemos, más bien puede ser siempre, un acto de resistencia, una lectura bien llevada salva de todo, incluido de uno mismo, y por encima de todo, leemos contra la muerte.
Daniel Pennac
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Mar eterno
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Mar eterno.- Digamos que no tiene comienzo el mar: empieza en donde lo hallas por vez primera y te sale al encuentro por todas partes. José Emilio Pacheco
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