El que escucha
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Nanoensayos
El que escucha.- En lugar de cabeza deberíamos tener una gran oreja colocada encima del cuello. Algo prominente, sustantivo y único. Algo que nos obligara orgánica y fisiológicamente a escuchar. Las demás cosas que hoy tenemos en la cabeza, podrían estar dispuestas de otra manera. No sé, por aquí y por allá, hay montones de sitios y de posibilidades: la boca podría estar, por ejemplo, en el sobaco y los ojos y el cerebro, pues ya le encontraríamos un sitio idóneo y funcional. A lo mejor tenemos algunos problemas iniciales con la boca debajo de la axila, por ejemplo, para besarnos, pero todo es cuestión de acostumbrarse. Lo relevante es la reubicación de las orejas. A partir de entonces ya no seríamos monos gramáticos, ni animales políticos, ni criaturas que fabrican instrumentos, ni animales perplejos, ni animales simbólicos, ni seres racionales, ni ninguna de esas tonterías que se suelen decir por puro antropocentrismo. Seríamos seres que escuchan, personas que escuchamos a las demás personas. Seríamos todo oídos. La vida cambiaría por completo. Traten de imaginárselo, por favor. Juan Yanes
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Como paso previo al hombre-oreja, en seguida he recordado los chinos de Juan Muñoz. Siempre que he podido he paseado entre ellos y se prestan a escuchar todo.