El oscuro borde de la luz II (fotos y microrrelatos)

Tempus fugit

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 24 septiembre, 2010

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Tempus fugit

Juan Yanes

El tiempo siempre acaba pasando…,
es sólo cuestión de tiempo. Jorge Wagensberg
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 Percepción.- Le angustia mirar el reloj. El reloj es consciente de esa angustia y se para. El tiempo se detiene. Pero no hay más paraísos que los paraísos perdidos y el reloj, compasivo, vuelve a marcar la huída de las horas.

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Deletéreo.- Él sabe que el tiempo no es una línea. Él sabe que el tiempo se comba, se enrosca, gira, se curva sobre sí mismo. Entonces es cuando cae sobre sobre su cuello el aguijón distal del escorpión con su veneno.

El niño de la concha.- Antes no había tiempo. Entonces el niño podía sacar el agua del mar con una concha, y vaciarlo. Sólo su muerte, repentina, convierte la tarea en un trabajo estéril y precipita la extinción de la inocencia.

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Hojas de acanto.- No podía tocar las hojas de la memoria porque era un dolor escueto y agudo. ¿Qué dolor?, preguntó. El del tiempo, dijo. El tiempo del dolor de la memoria que está debajo de las hojas de acanto.

Reversión.- Las manecillas de los relojes empezaron a girar hacia atrás. Dejó de pasar el tiempo, de haber futuro y las cosas se pusieron a andar hacia el pasado. Dejó de existir el decurso del mundo. Todo empezó a retroceder y como en un mal sueño, quedamos flotando en el líquido amniótico del universo, en un tiempo que parecía estático.

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Clepsidra.- El cuerpo se fabrica y se derrumba con el tiempo de la clepsidra de agua. Entonces, la toma en las manos y la arroja al suelo como quien parte la columna vertebral del mensajero. Aparece el tiempo como una sucesión acuosa de perplejidades que discurre de forma inicua.

Tiempo detenido.- Las fotos, sí. Las fotos guardan rostros y objetos detenidos. Instantes de luz congelados… la piel tan lisa de la cara de la abuela. Pero el papel no ha podido soportar el peso inexorable de los días y ha ido adquiriendo todas las tonalidades del palor, hasta llegar al sepia. Sobre las imágenes limpias, el tiempo sigue, ciego, su trabajo de devastación. 

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