La noria
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La noria
La noria da la vuelta al mundo. La noria es un arco iris que tiene dentro una noria que es la bóveda celeste, que tiene dentro otra noria que es el mundo que da vueltas. Y mientras te lleva a las antípodas, le da la vuelta al cerebro y sacude las neuronas atolondradas y las ideas de plomo, porque el cerebro tiene dentro una noria que da vueltas, como un mulo ciego alrededor del universo, uncido al carro de las estrellas que dan vueltas como si fuera una noria interminable que saca el agua del pozo del mundo con sus cangilones que no dejan de ronronear dando vueltas y más vueltas.
Juan Yanes
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La ceremonia del té
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La ceremonia del té
Cuando tomaban el té, el aire dejaba de mover las hojas del bambú y los pétalos de la flor del cerezo, los pájaros suspendían momentáneamente el vuelo y Chuang Tzu se quitaba, con sumo cuidado, sus alas de mariposa para que todo transcurriera en la más absoluta quitud.
Juan Yanes
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Babel
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Babel
¡Al fin, Babel! La confusión de las lenguas, las lenguas torturadas, las lenguas absueltas, el vértigo. Todo han sido dificultades técnicas e ideológicas (el orgullo terrible de los dioses frente a la capacidad creadora de los mortales). Y así, el ingenio no ha parado de fabricar criaturas infernales: traducción simultánea, diccionarios bilengües, traductores virtuales, traduttore, traditore. Babel, la saga de los amanuenses del infierno y del gozo políglota, una torre.
Juan Yanes
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Torre de Montparnasse, París
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Salud, camarada
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Salud, camarada
Salud, camarada, ¿quisiera saber por qué tengo que aceptar la idea esa de la unidad de las fuerzas del trabajo y la cultura, camarada?, preguntó el joven camarada de la célula* al camarada responsable. Bueno, te daré tres razones que supongo serán suficientes: primero, porque es una idea hermosa; segundo, porque es una idea estratégicamente correcta; y tercero por centralismo democrático**. Eso fue lo que respondió el camarada responsable de la célula al camarada joven. Pero entonces el centralismo democrático es esencialmente antidemocrático, dijo de manera vehemente el joven camarada de la célula, porque a mí nadie me ha preguntado nada, ni yo he asistido ningún debate sobre eso, ni esa idea ha sido el resultado de una discusión desde la base. Es que tú todavía no has entendido nada, camarada, dijo el camarada responsable de la célula. Tú todavía tienes una mentalidad pequeño burguesa y no entiendes, camarada, que contra una dictadura no se puede andar con tonterías, dijo el camarada responsable. Pues yo creo que eso no es ninguna tontería, repuso con energía el joven camarada de la célula. Si eso es así, creo que deberíamos revisar los principios organizativos empezando por lo que tú llamas centralismo democrático, camarada, dijo el joven camarada de la célula. Estás muy equivocado, camarada, dijo el camarada responsable. Pues yo creo que no, camarada, dijo el joven camarada. Pues yo creo que sí, camarada, remachó el camarada responsable de la célula. Pues eso creerás tú, pero yo creo que no, camarada. Pues yo creo que sí, camarada. Pues no. Pues sí. Pues sí. Pues no… Y así estuvieron un buen rato discutiendo hasta que el camarada responsable de la célula le dijo al joven camarada que estaba expulsado del partido, por centralismo democrático, y cada uno se fue por su lado y se desintegró la célula como tal, e ipso facto dejaron de ser camaradas.
Juan Yanes
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* «Las células», eran la base de las organizaciones clandestinas durante el franquismo. Era una organización en forma de pirámide en la que sus miembros sólo conocían a su responsable que a su vez pertenecía a otra célula. Eso evitaba la caída masiva en manos de la policía en el caso de que algún miembro de la célula «camtara» en comisaría.
**Lo del centralismo democráticos tiene bemoles. Casi todas esas organizaciones eran autoritarias, (los trotskistas fueron los únicos que permitieron la discrepancia organizada dentre del partido, en forma de tendencias) pero utilizaban imaginativas perífrasis en lugar de llamar a las cosas por su nombre. Don Santiago Carrillo sabe mucho de eso. El PSOE, sí era una organización democrática, porque estuvo de vacaciones durante la Dictadura, y por ahí en Francia y en Alemania con el amigo Willy, sí podían hablar de todo mientras conspiraban y se tomaban unas cervezas.
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Esculturas de Igor Mitoraj en las calles de Granada 2oo6
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Preocupaciones de la santa infancia
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Preocupaciones de la santa infancia
Vengo observando últimamente una obsesión social enfermiza por la hipertrofia de las glándulas mamarias, que me tiene seriamente preocupado. Yo sé de qué hablo que estoy en plena fase oral de mi desarrollo y en plena lactanción. Bastaría con echar una mirada retrospectiva al arte griego, por ejemplo, para comprender que lo saludable, estéticamente, es la teta chica y no esas monstruosidades que se ven ahora por ahí. Debería haber un acuerdo de las grandes instituciones sanitarias mundiales para subrayar que lo importante es la calidad de la lactancia. Lo digo yo insisto, que estoy en eso, y no el tamaño del depósito de donde sale la leche.
Juan Yanes
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Piedra
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Piedra
Juan Yanes
Es la piedra herida abandonada en una playa de Taganana.
Es la piedra angular, la que da sentido al resto de las piedras.
Es la piedra negra de Teotihuacan, de las pirámides del Sol y de la Luna.
Es la piedra de las murallas de Jericó, que se derrumba cada vez que alguien canta, Joshua Fight The Battle Of Jericho.
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Es la piedra del que tiene caradepiedra.
Es la Longa noite de pedra de Celso Emilio Ferreiro, con la que está hecho el suelo y el aire y las miradas y los corazones y las puertas y las ventanas.
Es la piedra sagrada de la montaña dorada de Tindaya.
Es la piedra negra de la arquitectura negra de las Hurdes.
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Es una piedra hambrienta, un aerolito de Carlos Edmundo de Ory.
Es la Piedra del Sol, del museo antropológico de Chapultepec.
Es la piedra blanca de la Pulchra Leonina.
Es la piedra de las murallas de Avignon.
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Es la piedra que rueda con la música de los Rolling Stones.
Es la piedra pequeña de León Felipe, que no sirve para ser piedra de una lonja, ni piedra de una iglesia, ni piedra de una audiencia. Que no sirve para ser ni piedra, como tú.
Es la Piedra Rosetta del Museo Británico, que se siente desterrada.
Es la piedra de las casonas de El Burgo de Osma.
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Superconfidencial
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Superconfidencial
—Un secreto ¿vale? Pero un secreto, secreto, secreto, que no se entere ni pa Dios, ¿vale?… Me estoy leyendo Ana Karenina,
—¡Joder, tío, qué retro, pero qué retro, qué retro! Pues si te cuento…
—Pero ya, tío, pero ya, pero es que me lo estás contando ya, que soy una tumba.
—Pues muérete de gusto, me estoy empapelando el primer tomo de la Historia de losh heterodoxos españoleshhhh
—Joer, tío, pero qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte. Me quito el cráneo, tío. ¡Eso sí que es un callo malayo de los grandes!
—¡Velay! Y creo que las obras completas del posho son 65 volúmeneshhhhh.
—Pero qué padre, ¿no?, ¡qué guay, qué fuerte, qué fuerte, pero qué fuerte!
Juan Yanes
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La película de tu vida
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La película de tu vida
Me desperté y al incorporarme me dio un desvanecimiento y me caí al suelo, fue algo muy breve, como si se me fuera la cabeza. No sentí nada sino que me iba dulcemente, un desmayo, un ligero mareo, algo que se quebró sin hacer ruido. Me ha dicho el médico que al despertar me siente en el borde de la cama y permanezca así durante un rato, debe ser mi estado general, pero no escuché la explicación porque estaba seguro que hablaría del tabaco y sólo quise retener esa fracción de segundo entre la conciencia y el vacío aquel, tan dulce, esa fracción de segundo en que ves la película de tu vida… Como los que han estado a punto de entrar en el recinto de la muerte, me deslizaba con mis patines por la arista de algo que echaba chispas como el filo del cuchillo en la piedra de amolar ¡era hermoso el sonido del caramillo de los afiladores entrando por la calle, con aquellos carricoches de madera que giraban sobre una rueda! Me movía con elegancia sobre los patines, sorteando toda suerte de obstáculos imposibles y haciendo piruetas de lo más atrevido mientras las figuras y los objetos pasaban a mi lado o giraban a toda velocidad como pájaros peinados por el viento y el rostro de mi madre asomándose a la ventana para despedirse, como hacía siempre, y una enorme fila de niños entrando en clase silenciosos, uno detrás de otro, con su babi de color gris como la cuerda de presos rojos que picaba la roca viva de la carretera de Boca de Tauce y siempre el monopatín entrando y saliendo con la cabeza de las historias a mucha velocidad, una detrás otra o todas a la vez, porque ya digo, fue una fracción de segundo, incluso entré y salí varias veces de la misma historia mientras mi madre miraba por la ventana yo estaba en la habitación, detrás de ella y le decía ‘¿por qué te despides, si estoy aquí?’, pero no me oía, sino que me hacía señas con la mano despidiéndose… porque yo estaba en la calle afilando cuchillos o tocando la flauta de pan de los amoladores. ‘¿Estás ahí, verdad? ¡Cómo ha pasado el tiempo!’.
Juan Yanes
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Vilanos
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Vilanos
Vilanos, vilanos, cientos de vilanos como deseos, como pájaros, como palabras, como señales, como dones, como miradas, como soles, como canciones, como sonrisas, como mensajes, como palomas, como corazones, como brisas, como besos, como veleros, como caricias, como gorriones, como lágrimas, como bicicletas, como flores, como amores.
Juan Yanes
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Luz
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Luz
El día estaba tan blanco que era imposible sacarse el sol de la cabeza. Andabas encendida por la calle. Alguien derramó dentro de ti un jarro de luz candente que te abrasaba y tu cuerpo se convirtió en un molde bañado por la claridad. Era casi imposible abrir los ojos y no hacía falta señalar el horizonte porque lo tenías dentro de ti y veías cruzar las bandadas de pájaros en la mácula de la retina, y posarse, luego, mansamente en tu mirada. Por un instante desapareció la crueldad de la faz de la tierra y pensaste en la posibilidad de que los cuerpos y las almas no estuvieran bañados por las sombras.
Juan Yanes
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Un día de estos, me pelo
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Un día de estos, me pelo
¡Lo conseguí, pelao! Ya me conoce todo quisque en la Cajas General de Ahorros y Montes de Piedad, desde el pringado del Presidente de la entidad -mira que llamar a eso entidad-, al último mono. Soy el único gerente interino de sucursal con estos pelos. Un día de estos igual me corto las rastas y ¡a vivir, pelao, que son tres días!
Juan Yanes
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Agua de colonia
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Agua de colonia
Mi abuelo, el que fue a la Guerra de Filipinas, era bastante renuente a la higiene corporal. Decía que el agua de colonia no arreglaba lo que la vida no podía arreglar y que todo eso del bañó eran mandangas, que lo único que hacían era aflojar el carácter y los muelles. «No te bañes, hijo mío -me decía a mí que también era enemigo del agua y del jabón-, no te bañes ni te pongas agua de colonia, que te vuelves mariquita perdido». Así que mi abuela -que también era de armas tomar- lo tenía que bañar a grito pelado, persiguiéndolo por toda la casa. Cuando ya conseguía acorralarlo y el viejo se daba por vencido, lo obligaba a desnudarse y a ponerse de pie encima de una palangana, le echaba agua con un cazo, y lo restregaba con estropajo y jabón. Esta operación de búsqueda y captura tenía lugar, aproximadamente, cada quince días. Pero mi abuelo seguía en sus trece, sin creer en las virtudes taumatúrgicas del baño de asiento y del agua de colonia.
Juan Yanes
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Las sogas
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Las sogas
………. Las sogas parecen animales indolentes pero son sierpes de hilo que salen de la cesta de los faquires haciendo sonar sus crótalos. Hay sogas que son gatos, cuerdas que ronronean, maromas que saltan de contento. Llevan nombres extraños: volatines, sirgas, crisnejas, cabos, lías, trallas. Ahora las hacen de nylon y polipropileno. Ahora no tienen dignidad. Las sogas verdaderas están hechas de fibras sentimentales, su textura es la del cuerpo elástico de las bailarinas orientales. Las cuerdas verdaderas están trenzadas con nombres de cosas auténticas: cáñamo, abacá, cola de tigre, formio, ananás, agave sisal, esparto, coco, yute. Nombres de cosas que sienten, porque también son animales vivos.
………. Pero cualquiera que sea su origen, hay un punto de inflexión. De pornto se convierten en seres astutos y sinuosos. A partir de ese momento observan encaramadas en los armarios, miran a través de las alacenas de puertas de cristal, se hacen las dormidas en los percheros. Aparentemente siempre disponibles, pero nunca dejan de vigilarnos. No soportan ser columpios, ni juguetes para saltar a la soga en el patio del colegio y alargar inútilmente la infancia. No soportan convertirse en guirnaldas de flores en las desabridas fiestas de los pueblos, ni en los desfiles de celebración de dudosas victorias, ni en las procesiones al paso de las autoridades religiosas, militares y civiles. Tampoco les gusta servir de amarras en los muelles pegadas a los bolardos en la arista de piedra de los diques. Las sogas tienen su propia idiosincrasia.
………. Su verdadera pasión son las vigas, cuanto más altas mejor, las sólidas ramas de los castaños, los hastiales de las casas. Las sogas aman las escaleras de tijera y los nudos corredizos. Les gusta el balanceo del péndulo y el estallido de las vértebras. Las sogas desocupadas sólo esperan el momento propicio para saltar y romperte el cuello. Las sogas son animales asesinos.
Juan Yanes
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Emparedamiento
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Emparedamiento
Antes sí se hacía bien. Había buenos emparedadores y el grosor de las paredes ayudaba mucho. Hoy en día hay una falta de profesionalidad tremenda. Los que ejercen el noble oficio de emparedar a la gente, no tienen probidad alguna y dejan sus partes medio colgando: un brazo fuera, un muslo por aquí, una cabeza por acullá, un pezcuezo, un trozo de lengua… un desastre. La gente se queda medio desquijarada como si fuera, mismamente, a estrumpir.
Juan Yanes
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Una mujer
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Una mujer
Hay una pared negra. Junto a ella hay una sombra inmensa. Una mujer camina por el borde de la sombra inmensa. Es una mujer que busca a alguien. La sombra inmensa se traga a la mujer.
Juan Yanes
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Objeto
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Objeto
Este es uno de esos objetos misteriosos que pueblan las cocinas. Su uso es más bien ignoto. Lo traigo aquí por su anómala belleza cuando se mira en la obscuridad o en la penumbra. A pesar de su temible apariencia de obús, a estas horas de la noche casi parece una escultura exenta, de esas que sirven para hacer compañía.
Juan Yanes
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El atraco
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El atraco
Querida mía:
Recuerda que el día que asaltamos el G.P. Morgan Western Investment Bank, de Winesburg, Ohio, habíamos convenido que te pondrías el collar de perlas de tu madre y el traje escotado de lentejuelas, que siempre nos trae suerte, y hablamos de que yo llevaría el Panamá de color crudo, pero recuerda que también te dije que mientras yo intentaba sacar a rastras la caja fuerte, con el sistema hidráulico de tracción rotatativa, que había patentado, tú ametrallarías las cristaleras de los escaparates adyacentes para crear un grado de confusión tal que nos permitiera salir, indemnes, de aquella ratonera a todo pastilla. Pero tú te pusiste a hablar con tu cuñado y tu hermana que venían sentados en el sillón de atrás y lo que podría haber sido un golpe perfecto, se convirtió una de las chapuzas más vergonzosas de la nada desdeñable historia de robos de bancos de este país. También es verdad, querida, que el sistema hidráulico de tracción rotativa que yo había inventado, no estuvo a la altura de las circunstancias. Besos. Tu husband que lo es,
JJ, Isla de Alcatraz, Condado de San Francisco, California
Juan Yanes
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Breve inventario de labios
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Breve inventario de labios
Labios infiltrados, labios móviles, labios multiformes, labios de la herida, labios del vaso, labios de la flor, labio enmudecido, lápiz de labios, labio leporino, labios vaginales, labios cerrados, pendiente de tus labios, labios carnosos, belfos, bezos, línea de los labios, colgado de los labios, labiohendido, mordiéndome los labios, descoser los labios, despegar los labios, sellar los labios, tus labios. Labium, ¡ah, los labios de los amores de Catulo! ¿A quién amarás ahora? ¿De quién se dirá que eres? ¿A quién besarás? ¿A quién morderás los delgados labios?
Juan Yanes
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Vidas infames: El diluido
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Vidas infames: El diluido
Le sobraba la vida y por eso la había ido tirado, poco a poco, por la ventanilla del coche. Lo que le quedaba eran incontables prolongaciones de desgana, indiferencia e inanición. Ahora, a las puertas de la vejez, estaba completamente asolado. Su vida había sido una dilatada impostura. La vida de un falso equilibrista de la existencia, un clown imaginario, un funámbulo de pacotilla. La juventud, un vago perfume, derramado graciosamente, del que brotaban destellos episódicos que ya se precipitaban, inexorables, en el olvido. Quedaba pegada en las paredes de esa vida una especie de memoria vaporosa y cerrada de nieblas que se interponían entre el hoy y el ayer, como una delgada cortina de lino transparente, que sólo permitía ver lejanas figuras y bultos. Entonces pensó que eso era la muerte y se quedó indiferente. La muerte consistía en vagar continuamente por un mundo intermedio en el que ya no había sonidos, ni voces, ni sed, ni dolor, ni llanto, sino una visión líquida y limitada de las cosas, donde la realidad aparecía difuminada y yerma. Un mundo en el que también desaparecía la conciencia personal, las referencias al yo, las identidades, los afectos. La muerte lo convertía así, en algo diluido y viscoso, como un epítome mordaz de su vida misma. Lo convertía en algo que tenía motilidad pero que se iba deshaciendo como una galleta en el café con leche del desayuno.
Juan Yanes
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A más Popper, menos Khun
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Aforismo tomado de Jorge Wagensberg, Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta? y otros quinientos pensamientos sobre la incertidumbre. Tusquets Editor, Barcelona, 2002.
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¡Viva el pueblo!
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¡Viva el pueblo!
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Lee, si te apetece, «El Berlín 1989 de los árabes», de Javier Valenzuela
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Amar la vida
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Aruñar muros. Morder cardos. Quemar las naves. Amar la vida. Aruñar muros. Morder cardos. Quemar las naves. Amar la vida. Aruñar muros. Morder cardos. Quemar las naves. Amar la vida. Aruñar muros. Morder cardos. Quemar las naves. Amar la vida desesperadamente.
J.Y.
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Darwinismo social
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Darwinismo social
……….Fui a la entrevista de selección para el puesto de trabajo que anunciaban en la prensa. El tipo que estaba detrás de la mesa empezó a leer el dossier con mis referencias:
……….«Inteligente; incisiva; sabueso; ágil; muerde cuando quiere; el dinero la pierde; adora al becerro de oro; carece de escrúpulos; no tiene principios; se vende al mejor postor; adula a los jefes; repta; lame; siempre piensa mal de la gente; no tiene amigos; miente; no tiene conciencia reivindicativa; carece de ideología; oportunista nata; aparenta poseer una cierta cultura; nervios de acero; todo en ella es apariencia; paciente; taimada; conoce el arte de la seducción; posee un extenso repertorio de insultos; directa o sinuosa, según convenga; convincente, segura; puede ser amable y encantadora, en ocasiones o simplemente insoportable; calcula el riesgo; calcula el coste-beneficio; es una calculadora; no da propinas; desprecia a los débiles; no es ni guapa ni fea sino todo lo contrario; no tiene pareja estable; le gusta mandar; no bebe; no fuma; descubre con facilidad los puntos débiles de los demás; se alimenta de acelgas; ve lo que pasa a sus espaldas; no se ablanda ante el dolor ajeno; su ambición no tiene límites y, lo más importante de todo, parece una mosquita muerta».
……….El tipo que estaba detrás de la mesa cerró la carpeta, se puso a dar golpecitos con los dedos sobre el lomo del dossier, me miró y dijo:
………. —El puesto es suyo, señorita.
Juan Yanes
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Programa de búsqueda
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Programa de búsqueda
Busco trabajo. Busco las llaves. Busco la tranquilidad. Busco la cartera. Busco las gafas de leer. Busco trabajo. Busco al hombre de mi vida. Busco una traba para el pelo. Busco el móvil. Cherchez la femme. Sigo buscando trabajo. Busco el despertador, lo dejé por aquí. Busco una melodía que olvidé. Busco a la mujer de mi vida. Busco saber. Busco a mi madre. Continúo buscando trabajo. Busco el paraguas. Busco a mi amigo, lo he perdido. Busco la gabardina. Estoy buscando trabajo. Busco algo que no sé lo que es. I’m looking for you, baby. Me busco a mí mismo. Te busco. Me estoy buscando la ruina. Busco trabajo intensamente. Busco la felicidad. Busco mi coche, lo dejé aparcado en algún sitio. Busco a mi padre, se perdió. Busco a mi abuela, se pierde con mi padre todas las tardes. Busco trabajo. Busco a mi perro. Busco a Diógenes de Sinope, que busca a un hombre. Pospongo indefinidamente la búsqueda de trabajo. No busco nada.
Juan Yanes
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