Estreñimiento posmoderno
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Estreñimiento posmoderno
En la posmodernidad líquida nada era estable. Todo cambiaba incesantemente. No existía certidumbre alguna: ni ética, ni científica, ni estética. Todo era incierto, neblinoso, fortuito, turbio, opaco, aleatorio. Precariedad absoluta. Personas en estado de precariedad. Corrosión del carácter. Imposibilidad de hacer cálculos para el futuro. Inestabilidad de las parejas. Inestabilidad de las relaciones dentro de las organizaciones. Ausencia de valores absolutos. Crítica de la modernidad. Crisis de la modernidad. Condena de la modernidad. Relativismo axiológico. Fin de las grandes narrativas. Hiperindividualismo, comunitarismo, localismo. Y nosotros seres perdidos e indefensos. ¿Quién eras tú, repentina doncella que de pronto ocupabas el aire…? Y el escuálido profesor de sociología repitiendo los mismos tópicos año tras año con sus apuntes amarillos, del mismo color que las uñas de los dedos de sus manos carcomidas por el tabaco poscrítico (sin nicotina, sin aditivos, sin tabaco, sin nada, puro humo), incapaz de levantar la vista de sus viejos papeles, incapaz de sacar la cabeza del agujero.
Juan Yanes
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¿Te acuerdas de Bauman, Juan? Él mencionaba a Ralph Waldo Emerson y aquello que nos explicaba sobre la inestabilidad y la fragilidad de todo a la que haces referencia en tu estupendo texto: «Cuando uno patina sobre hielo fino, la salvación es la velocidad. Cuando la calidad no nos da sostén, tendemos a buscar remedio en la cantidad. Si el «compromiso no tiene sentido» y las relaciones ya no son confiables y difícilmente duran, nos inclinamos a cambiar; en vez de hablar de parejas, preferimos hablar de «redes».
Un fuerte abrazo, amigo.
El viejo Bauman, claro. No recuerdo la mención a Emerson. Es una de esas lecutras de hace años, pero que han dejado poso. En tiempo me he pegado mis buenos atracones de posmodernos y de críticos de la posmodernidad. ¿Dónde estamos, qué está pasando? En la posmodernidad crítica… Me servían un poco para eso, para situarme. Gracias por venir Juanan, tengo que visitarte más y robarte algún texto para la Máquina. Un abrazo.