Lo que piensa el viejo
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Lo que piensa el viejo
Tengo un amigo izquierdista que ha escrito un libro de recetas de cocina neomarxista.
Lo normal es que la mayoría de los escritores sean ágrafos.
Antes de perder la virginidad la buscó denodadamente por toda la casa.
Los músicos sordos componen en-para-por-según-sin-sobre-tras el silencio.
Cuando me encuentro mariposas que no hablan, salgo corriendo.
Lo bueno que tienen las guerras de baja intensidad es que son, por lo general, baratas, la pena es que muere un montón de gente.
Las guerras de baja intensidad están hechas, fundamentalmente, para disminuir las cifras netas del crecimiento demográfico rampante de la pobalción civil excedente. Lo que nuestro querido Javier Solana Madariaga bautizó como «efectos colaterales».
Era tan hermosa que, para ocultarse, se cosió la cara.
Se amaban tan fieramente que empezaron a tener problemas con los de la sociedad protectora de animales.
Leía tan deprisa que tuvo que comprarse una bicicleta con atril.
El caballo es demasiado elegante para ser un animal.
A medida que avanzamos en la sociedad del conocimiento y el desarrollo sostenible, los sumideros tienen más trabajo.
Mi mamá se ligó las trompas de Falopio para quererme solamente a mí.
Qué curioso, cuando dejé de fumar se acabaron los incendios forestales.
¡Es agotador! Todas las noches sueño que estoy despierto.
Dice mi maestro que soy un extremista: antes era el primero de la clase, ahora el último.
Cuando me dio un beso de tornillo, me dejó clavado contra la pared.
Lo más bueno de la infancia eran las malas compañías.
Juan Yanes
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