Mano de perverso polimorfo
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Mano de perverso polimorfo
Las manos del perverso polimorfo son unas manos rotundas. Suelen tener cinco dedos. Si tiene seis, al sujeto lo llamarán, indefectiblemente, Seisdedos el resto de su vida. Pero no importa el número de dedos que tenga, porque en realidad actúan como un solo dedo, como una especie de alicates, de tenazas, de pinzas. Su mano, que se prolonga en dedos tipo longaniza, es una suerte de instrumento prensil, que no sólo sirve para el acopio de materiales diversos, sino que en ocasiones sirve también como lanzadera, y lo mismo le da tirar un Rolex por la ventana, que una copa de cristal de Murano. Lo importante es agarrar y lanzar de forma contundente. Agarrar y lanzar. El brazo, la mano, los dedos forman pues, una especie de unidad de destino a lo universal, que aferra todo lo que se pone a su alcance. Gracias a la capacidad de oponer el dedo pulgar, estas posibilidades son infinitas, lo que complica la crianza también en grado infinito, porque nunca sabes de dónde vienen los tiros. En conclusión y para abreviar, los perversos polimorfos lo agarran todo bien agarrado, y nada más agarrarlo lo lanzan con toda su fuerza sobre objetivos no predeterminados. Es lo que Carl von Clausewitz, hablando de táctica militar, llamaba “guerra”, como continuidad de la política por otros medios más eficaces. Fijémonos por un momento en el perverso polimorfo de la foto. El sujeto está a punto de agarrar el brazo de una silla de medallón Luis XVI, para a continuación lazarla. Todos los adultos que observan la operación han desaparecido de la escena tirándose al suelo, cuerpo a tierra, en previsión de lo que pudiera o pudiese pasar. Vivir con perversos polimorfos de estas edades es vivir en estado de guerra.
Juan Yanes
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Lee uno esto y no cabe sino preguntarse como serás o eres como abuelo.
Saludos
RRS
Todavía no soy abuelo, joder. Tengo unas ganas inmensas de tener algún nieto perverso polimorfo o perversa polimorfa. Un abrazo.
Se de lo que hablas….
Encantadoramente ingenioso!
En el año 1993, fui director de un colegio de primaria y tuve que sustituir a la profesora de preescolar de 4 años que se indispuso. Entré en la clase y al cabao de unos minutos sólo acerté a ponerme en la puerta para que no se escararan… Era como estar en una leonera. No me miraban, no me hacían caso, gritaban y se tiraban cosas unos a otros la mar de divertidos… Sobreviví milagrosamente.
qué peligro! ésta, y la entrada sobre Borges y los laberintos, son aterradoras a esta altura del día.
Es que desde que se abre internet, hay que tener una buena ginabra al lado…. Bienvenida, Abussual