Clavis
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Pedradas
Clavis.- La llave es un invento terrorífico, sirve para abrir, pero también sirve para cerrar. Deberían desaparecer las llaves de la faz de la tierra y poder vivir en un mundo abierto las 24 horas del día. Pero ¿y si un día le da por entrar por la puerta de tu casa para dentro, al 7º de Caballería? Pues si viene el 7º de Caballería da igual que la puerta esté abierta o cerrada. Esos señores nunca llaman antes de entrar. Entonces, ¿las llaves? Las llaves son un invento paradógico, como la vida. Juan Yanes
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Molinos de viento
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Relatos Mínimos
Molinos de viento.- Si usted es capaz de confundir una simple farola con las aspas de un molino de viento es que en el fondo usted cree que los molinos de vientos son desaforados gigantes con los que deberá entrar en fiera y desigual batalla. Si las cosas andan de tal guisa es que usted confunde la realidad con el deseo. Si eso ocurre, pensará que las ideas que usted tiene en la cabeza, son las que dan forma al mundo. Si eso es así, empezará usted a clamar por la justicia universal, la violencia de unos estados contra otros, y contra todo tipo de injusticia y avasallamiento de los débiles. Yo en su caso, iría inmediatamente a ver al psicoanalista y, de paso, reservaría plaza en el manicomio más próximo a su domicilio habitual, por lo que pudiera o pudiese pasar. Juan Yanes
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Piercing
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Pedradas
.Piercing.- El celo por colgar argollas en cada centímetro de tu piel es verdaderamente ejemplar. Ya falta menos, amor mío, para que te conviertas en un colador llena de agujeros. Juan Yanes
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El paraboloide hiperbólico
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Relatos Mínimos
El paraboloide hiperbólico.- Oiga, ¿es usted por casualidad el paraboloide hiperbólico? Pues no, lo siento, soy un simple cilindro circular, más bien chato. Ah, perdón, se lo preguntaba sólo por curiosidad. Siento una pasión incontenible por la diversidad de los cuerpos, la multiplicidad de las formas, el misterio de… Sí vale, no se esfuerce, le comprendo perfectamente, yo también soy un sentimental de la geometría. Juan Yanes
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Camisa cansada
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Relatos Mínimos
Camisa cansada.- Hay que procurar que las camisas no se cansen. El cansancio de las camisas está poco estudiado, pero lo peor de todo es cuando se deprimen, entonces hay que sacarlas rápidamente del armario y darles un paseo o llevarlas a una terapia. La ropa, en general es de una sensibilidad extrema y cuando la tiras a la basura se forman auténticos dramas. Hay gente que no le presta ninguna atención psicológica a la ropa y la ropa se venga de ellos contagiándole el cansancio, las depres y toda suerte de contracturas e hipertrofias mil. Juan Yanes
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Tesis nº 127 sobre Ludwig Feuerbach
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Pedradas
Tesis nº 127 sobre Ludwig Feuerbach.- Ya que es imposible no sólo cambiar el mundo, sino interpretarlo, ¡volvamos a la limonada natural, antes de que nos envenenen con tantas tesis artificiales sobre la bondad de la vida y la solidez de nuestro ínclito sistema bancario! Juan Yanes
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Duelas
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Diletantismos
Duelas.- Imposible imaginar la vida sin el pequeño gran placer del vino (opinión unánime de todas las duelas de todos los toneles que he podido entrevistar, ebrias de felicidad). Juan Yanes
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Extinción de las palabras
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Pedradas
Extinción de las palabras.- Debían quedar muy pocas palabras ya, porque cuando lanzamos el trasmallo para captar el sentido de la realidad, sacamos las redes vacías. Hicimos esa operación durante semanas enteras sin ningún resultado. El día que se extingan las palabras utilizaremos piedras para hablar. Juan Yanes
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Línea recta
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Línea recta (diletantismos):
—Sucesión continua e indefinida de puntos que no posee principio ni fin.
—¡No, no y no! No puede haber nada continuo e indefinido. No puede existir nada que no tenga principio y fin.
Juan Yanes
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Las metáforas de la vida cotidiana: la cabeza mecánica
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La cabeza mecánica.- Vivimos dentro de metáforas, pensamos la realidad a través de metáforas. El lenguaje de la vida cotidiana está saturado de metáforas. No podríamos comunicarnos si ellas. La cabeza, por ejemplo. En las metáforas del lenguaje cotidiano, la cabeza aparece como algo mecánico, e incluso como algo electromagnético, como un artefacto: “tengo fundidos los plomos”; “a ese le falta un tornillos”; “está hecho un máquina”; “a la tía esa le funciona el coco cantidad”; “cuando empieza el mal rollo, desconecto rápidamente”. La cabeza es también un recipiente en el que entran y salen cosas: “hoy no me entra nada en la cabeza”; “tengo la mente totalmente vacía”; “no me cabe nada más en el caletre”; “no le entra la tabla de multiplicar”; “tengo un montón de ideas en mente”; “métete esto en la cabeza”; “tiene la cabeza hueca». La cabeza es en ocasiones «el tarro», «la olla», «la perola», «el bidón». Juan Yanes
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Cambio de opinión
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He notado claramente que tengo una opinión acostado y otra parado.
G.Ch. Lichtenberg
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Mesa
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Pedradas
Mesa rústica.- La simulación de lo rústico como una forma de refinamiento del gusto me parece una señal adicional de decadencia. Juan Yanes
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Botamen
Botamen.- Excelentísimo Sr. Director General del Patrimonio Nacional: ¿Sería usted tan amable de dejarme en depósito los vasos de vidrio y los tarros de porcelana de la Botica Real? Ya puestos, ¿me podría mandar también los albarelos, las orzas, los cántaros, los pildoreros y toda suerte de botes que estén ornamentados con lambrequines? Le aseguro que los trataré con exquisito cuidado. He de confesarle, que necesito urgentemente el botamen de esa Casa, por motivos que ahora no le puedo explicar. Juan Yanes
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Torneado
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Torneado.- La reina Victoria de Inglaterra, además de ejercer el poder durante 64 larguísimos años, de ser emperatriz de la India y de gobernar el Imperio con mano de hierro, tuvo el dudoso privilegio de dar rienda suelta a sus fantasías represivas de la sexualidad. Algunas de estas fantasías obsesivas eran de lo más pudibundo, cómico y mojigato, como la que tenía que ver con el torneado de las patas de las mesas y los pianos. Así, para evitar cualquier tentación mandaba poner una especie de faldas o polleras, que cubrieran semejante descoco de la ebanistería. Juan Yanes
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Hacer máquina
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Hacer máquina. La estética del músculo, que no te enteras. Volver a las máquinas, a las máquinas pensantes, rescatar la perspectiva, defender sin complejos la idea de progreso civilizador y salir pitando ya del embrollo en el que estás metido y perdido en la dubitación permanente. Olvídate de la incertidumbre porque con el cuento de la incertidumbre tienes coartadas morales para todo. Has abandonado los fines, las grandes narrativas y vives de la sospecha permanente dentro de ese bote de cristal con el resto de las lombrices comiéndote tus propios detritus y el de tus colegas posmodernos. Entérate de una vez, se acabó el juego ese de la morbidez, que no te enteras. Juan Yanes.
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Cerner
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Cerner: fig. Depurar, afinar los pensamientos y las acciones. // … de suerte que lo más grueso quede sobre la tela, y lo sutil caiga al sitio destinado para recogerlo.// Mover las aves sus alas, manteniéndose en el aire sin apartarse del sitio en que están. (Dic. RAE)
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Humor negro
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Humor negro.- Ya no leo, he perdido la vista. No escucho música, me he quedado sordo. Tampoco como, he perdido el apetito por completo. Sólo palpo y huelo, como las lombrices, hasta que pierda también el sentido del olfato y del tacto. Entonces les diré que me vendan como un pellejo. Juan Yanes
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Orozco, el faquir
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Orozco, el faquir
And break onetwothreefourfive pigeonsjustlikethat Buffalo Bill's/ defunct. E. E. Cummings
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……….En el barrio tenemos un faquir. No todos los barrios pueden decir que tienen un faquir que sea propio del barrio. Se llama Orozco y se hizo faquir en la escuela. Le decíamos, Orozco, trágate unodostrescuatrocinco lápices como éste y Orozco se metía en la boca unodostrescutrocinco lápices de mina, o más, que empezaban a bajar y a bajar hasta que sólo se les veía la puntita y se los tragaba. Le decíamos, Orozco, trágate unodostrescuatrocinco rotuladores de los gordos, para que te vea la maestra, y la maestra, aterrada, veía cómo se metía unodostrescuatrocinco rotuladores de los gordos, o más, y se los tragaba. Le decíamos, Orozco métete unadostrescuatrocinco reglas de cálculo infinitesimal por la boca para abajo, para que te vea el Sr. Director, y el tío bestia iba y se las metía hasta el fondo del esófago o más abajo. Cuando venía el Sr. Inspector la maestra le decía, Orozco monta el número especial para le Sr. Inspector y él montaba un número extraordinario tragándose unodostrescuatrocinco pichones así de grandes y la clase entera aplaudía y al Sr. Inspector se quedaba maravillado.
……….Cuando Orozco se hizo mayor siguió metiéndose cosas por la boca y tragándoselas. Salía a la plaza y se tragaba unadostrescuatrocinco espadas hasta la empuñadura. Pero como era del barrio y estábamos acostumbrados a verlo metiéndose cosas por la boca, nadie le daba importancia. Y no eran una ni dos, sino unadostrescuatrocinco espadas que se tragaba él solito, hasta que hizo una gira por el extranjero y se convirtió en un faquir famoso. Entonces salía en los periódicos, “El único faquir del mundo capaz de engullir unadostrescuatrocinco espadas hasta la empuñadura”, decían los papeles y todos los del barrio estaban muy ufanos de su paisano Orozco, el faquir.
……….Ahora Orozco está jubilado y ha vuelto otra vez. Sigue siendo una persona importante para la gente del barrio, no crean. La gente pasa por su casa y le dice, Orozco sácame un cuchillo jamonero que el mío lo tengo mellado y Orozco va, contorsiona de manera extraordinaria los músculos abdominales, el diafragma y la epiglotis y ¡zas!, te saca el cuchillo jamonero y te lo regala. Y lo mismo hace si le pides un lápiz, un rotulador de los gordos, unas tijeras… El otro día pasé yo por su casa y le dije, Orozco mira a ver si tienes por ahí unos pichones para el caldo que se me olvidó pasar por la recova, y Orozco va y hace los movimientos esos extraordinarios con la masa muscular abdominal tremenda que tiene y me regala unodostrescuatrocinco pichones. ¡Los mismo que se había comido el día aquel glorioso que vino el Sr. Inspector a vernos a la escuela!
Juan Yanes
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