El oscuro borde de la luz II (fotos y microrrelatos)

Mar de leva

Posted in Inventario de manos y cuerpos, Uno y todos los mares by Juan Yanes on 3 agosto, 2010

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El bañista

Posted in Inventario de manos y cuerpos, Uno y todos los mares by Juan Yanes on 28 julio, 2010

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Salir de esta ratonera

Posted in Uno y todos los mares by Juan Yanes on 21 julio, 2010

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La Furnia

Posted in Uno y todos los mares by Juan Yanes on 4 julio, 2010

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La Furnia.- La tarde se cerraba cuando bajamos por el sendero hasta La Furnia. Había pleamar, o quizá, mar de fondo porque subía un rugido sordo hasta nuestros pies como un hervidero de leche espesa. Batían las olas la piedra negra y el aire se iba enrojeciendo como el vientre inmenso de un animal estirado sobre el horizonte. La mañana había dejado un rezago de azules y añiles. Manchones incontables de olivino confundían la tierra con el mar que no cubría la espuma. Verde seco de los cardones, verde de los fondos de algas, azufre de las tabaibas y, otra vez, el verde atenuado de las bajas. Vibraba la luz mortecina como si hubiera miles de peces de oro derramados sobre el agua. A ratos, se veía el movimiento del cardumen y la silueta del pescador de muriones. El murmujeo de su voz tratando de seducir a la sierpe, ¡coo, morena, coo! ¡ajoó, morenita, ajoó! Esperamos quietos al filo de la lava, hasta que pasó el hilo incandescente del rayo verde sobre nuestros ojos, pero entonces nosotros estábamos ya al otro lado del mundo, tocando las pálpebras de la noche como niños ciegos. Juan Yanes

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Los cuerpos fosforescentes

Posted in Uno y todos los mares by Juan Yanes on 2 julio, 2010

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Los cuerpos fosforescentes.- Desnudos sobre el mar al amparo de la noche, se dejaban llevar en el lomo tibio de aquel animal dormido que subía y bajaba, pausado, entre los frágiles ojos fosforescentes de las algas. Sus cuerpos iluminados por la sola luz de las casas cercanas colgadas del acantilado, y así, tendidos sobre el agua eran también como algas fosforescentes que detenían el tiempo atravesados por hilos de plata líquida, como cuchillos ondulantes, que relucían a intervalos en la superficie. Después, tiritando sobre los callados, bebían lentos tragos de Capitán Morgan con el sabor a sal en los labios y seguían bebiendo durante un rato como criaturas abandonadas o náufragos o huérfanos en medio de un mundo asolado, hasta entrar en calor. Se refugiaban en un abrazo y regresaban indolentes, subiendo la escarpa en los ojos ciegos de la noche. Juan Yanes

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Baño

Posted in Inventario de manos y cuerpos, Uno y todos los mares by Juan Yanes on 29 junio, 2010

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Sobre el basalto

Posted in Uno y todos los mares by Juan Yanes on 29 abril, 2010

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