El oscuro borde de la luz II (fotos y microrrelatos)

Los dioses fáciles

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 24 octubre, 2011

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Los dioses fáciles

(microensayo desmesurado sobre la vida y la muerte)

Estamos solos. Vivimos más o menos acompañados, amamos, puede ser que tengamos la suerte de que nos amen, o de sentirnos amados, o vivimos aislados, en soledad gozosa o rota. Pero lo que es seguro es que moriremos absolutamente solos, porque la muerte es un acto individual e intransferible. Hay personas que para hacer este viaje de soledades, en lugar de enfrentarse a la radical soledad en la que vivimos los seres humanos, prefieren la compañía de seres imaginarios. Voy a hablar de estas criaturas que necesitan crear mundos fantásticos, que se mueven sólo en su imaginación, o que son compartidos por la imaginación colectiva y cuya vida depende de esos seres imaginarios, de esos mundos: hay gente, por ejemplo, que confiesa sinceramente hablar con Dios y siente en su interior que Dios habla con ellos, o sienten el silencio de Dios, pero ellos hablan y hablan (siempre me ha sorprendido esta familiaridad con lo sagrado). Ocurre entonces que cuando uno abandona ese paraíso artificial, ese mundo de nebulosas psicológicas revestidas de trascendencia, cuando uno da la espalda a ese juego infantil o mágico, entra de sopetón en el mundo de la inseguridad. Es decir, en el mundo de los seres humanos. Rechaza la ilusión de agarrarse a algo seguro. Esa decisión supones para muchas personas el aumento inmediato de la angustia, pero también el sentimiento de sentirse auténticamente humanos. Sólo nos tenemos a nosotros mismos. Cuando se es consciente de la soledad, se empieza a transitar una senda donde no hay nada seguro, no hay nada a lo que agarrarse. El mundo deja de ser transparente y ordenado y se vuelve opaco y caótico. El azar campa por sus respetos. No hay agarraderas ni barandales. La incertidumbre es la única agarradera de los seres que siguen la escondida senda de la libertad. ¿Y después de la muerte? Después de la muerte será como antes de haber venido a la vida. ¿Qué había antes de nacer? ¿Qué recordamos? Nada. Eso será la muerte, el regreso a la nada. Ni cielos, ni infiernos, ni inframundos, ni gehenas, ni tártaros, ni hades, ni piélagos. Como cualquier ser vivo. Como las flores. Como el recuerdo que tenemos del vuelo de los pájaros. Todo lo demás son mitos, arteros engaños, piadosas mentiras, terribles mentiras, dioses fáciles hechos a nuestra frágil medida.

Juan Yanes

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4 respuestas

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  1. Juan Garcia said, on 24 octubre, 2011 at 1:02

    Ni más, ni menos… así de sencillo… lo bonito es vivir… lo demás agua de borrajas. Saludos.

  2. Juan Yanes said, on 24 octubre, 2011 at 1:36

    Hola Juan. Me salió un sermón un poco largo, seguramente con una frase hubiera bastado… Los bichos de la fauna de los profes de letras somos unos rollistas

  3. Juan Garcia said, on 24 octubre, 2011 at 23:57

    Pues a mí me supo a poco… hay tanto que decir en el asunto que resultaría imposible ceñirse a un slogan si se quiere ser medianamente equilibrado y no caer en el sencillismo que nos invade por doquier como si un razonamiento bien argumentado, ejemplificado, etc… quedara invalidado no por su mayor o menor calidad sino por su tamaño tipográfico, en definitiva por el número de caracteres empleados… de twitter y jingle-jangles nos libre la filosofía y letras y su profesorado, aunque uno sea mayoritariamente de ciencias…

  4. jota Ve said, on 3 noviembre, 2011 at 3:30

    ¡De regreso por una de tus casas! Gracias por el comentario que me dejaste en la otra entrada, sos muy gentil. No puedo asegurarlo de ninguna manera -es sólo una ocurrencia o un robo de idea- pero quizá la complejidad de los dioses tenga que ver con las expectativas del hombre tanto individual como socialmente.
    Es más fácil vivir atado a «ese otro superior a mí» que maneja ciertos hilos. Como bien marcas, sin esa creencia de posible auxilio, de permanente compañía, se hace difícil sobrevivir.

    Siempre recuerdo eso de la envidia o el odio de los dioses griegos hacia los humanos: un modo, no tan sutil, de dirigir acciones.

    En fin. Si me dan a elegir, me quedo con un dios amistoso, que no me juzgue cada vez que lo olvido.

    (Si es por pedir ¿No?)

    Saludos!


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