El oscuro borde de la luz II (fotos y microrrelatos)

Correspondencia efímera

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 27 julio, 2012

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Correspondencia efímera

….. No hace falta que me cuentes tu vida, no tienes por qué hacerlo, a no ser que te apetezca hablar. Tienes que ser tú la que decidas. Ya sé que a veces existe un interés morboso por conocer detalles, el cuándo, el cómo, el por qué de tal o cual acontecimiento pasado. Siempre a vueltas con el pasado, con la vida vivida. Cargamos con tantas culpas, con tantas vidas propias y ajenas. Prefiero el silencio. Yo tampoco tengo ganas de contar nada. El silencio me permite recorrer lentamente la línea casi perfecta de tu nariz y el filtro que cae, majestuoso, sobre el labio superior. Nuestras vidas son únicamente relevantes porque son nuestras: nuestras cosas, nuestros secretos, nuestros rencores, nuestras debilidades, pero no porque tengan entidad para serlo. Te vi ayer. Saliste andando del café, hacía frío y llevabas una especie de chal que te protegía el cuello y te tapaba parte de la cabeza. Sólo se veían tus ojos. Estabas bellísima. También me molesta el otro extremo, ese tipo de personas que viven ajenas a toda preocupación cotidiana, como si no vivieran en este mundo, como si fueran seres incontaminados, etéreos, puros, perfectos. Cuando percibo esta actitud de suficiencia, prefiero la gente pequeña, mezquina, ruin, egoísta, mediocre. Eso me parece que hace más humana a la gente. Tienes una manera muy peculiar de gesticular. Como si palparas el humo. Te diré una cosa: no me gusta la gente que nunca habla de sí misma, que nunca dice si está contenta y feliz o está triste. Debe ser porque me repugna la gente que finge, la gente que no es capaz de decir lo que piensa, la gente que cree que la amistad está inextricablemente unida a un cierto grado de adulación, a una especie de fidelidad ciega. Me despido ya. Si estuvieras aquí me gustaría acariciar tu mano y tu pelo y los pequeños senos que bailan debajo de tu blusa. Me gustaría dejar que pasaran lentamente las horas, pero nunca sabrás nada de mis sentimientos porque rompo las cartas que te escribo.

Juan Yanes

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Mirar en la misma dirección

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 26 julio, 2012

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Mirar en la misma dirección

Un hombre se come el fondo, después desaparece. Alguien dobla el tiempo y el espacio, llora. Ella sigue andando por el desierto. Donde pisa nace una flor. Siembran en su frente la confusión de los sentidos para que aniden palabras elásticas. El amor es imposible, por eso se besan y empiezan a escribir. El amor es un estado de imbecilidad transitoria decía Ortega y Gasset. No debió amar mucho este señor. Amar es mirar en la misma dirección.

Juan Yanes

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Pobre, sucia, triste, desdichada patria

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 25 julio, 2012

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Pobre, sucia, triste, desdichada patria

Agarra lo que tengas y mándate a mudar. Esta es una tierra decrépita y salvaje llena de caciques, de usureros, de vejestorios y señoritos con smartphones acostumbrados a vivir sacándole la piel a los de abajo. Este país sigue siendo una oligarquía invisible, llena de curas, monjas y paniaguados que no sabe más que rapiñar las arcas del Estado. Deberías cruzar el Estrecho tú y tus millones de hermanos y hermanas y venir aquí a limpiar esta basura, a barrernos del mapa.

Juan Yanes

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Animales simbólicos

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 24 julio, 2012

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Animales simbólicos

Sólo las personas, esos seres diminutos, belicosos y que sin embargo ríen, han sido los únicos seres vivos capaces de crear símbolos. Y así, han llenado la historia de símbolos cuyo significado ignoramos ahora, y de otros muchos que han perdurado a lo largo de los siglos o que han podido ser rescatados. Pienso, por ejemplo, en los sistemas simbólicos complejos que son las lenguas… ¿Cuántas han existido desde la aparición de esos homínidos capaces de fabricar instrumentos, desde que esos animales simbólicos empezaron a pulular por todos sitios, desde que esos monos gramáticos empezaron a enredar con toda suerte de dimes y diretes? ¿Cientos, miles, centenares de miles? ¿Qué lenguas han perdurado a través del tiempo, transformándose, conservando, sin embargo, vestigios, huellas, pequeños hilos conductores de un pasado remotísimo? ¿Qué es eso de la cultura sino un sistema simbólico?

Juan Yanes

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Pasa

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 22 julio, 2012

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Pasa

Ni me mira. Suspiro. La sigo con la mirada. No sé en qué bar del centro desayuna. Eso facilitaría mucho las cosas. Pero me da vergüenza seguir a la gente así como así. Además, estas situaciones me producen una especie de parálisis generalizada del aparato locomotor. Si pasa por aquí a las 10 a.m., quiere decir que no trabaja en ningún comercio. Las de los comercios pasas a las 8’30 a.m. Puede ser la dueña de una peluquería y entonces permitirse el pequeño lujo de llegar un poco tarde. Pero no, no tiene pinta de peluquera, aunque ahora las hay bastante modernas. Me pega más que sea estudiante de periodismo y ahora está en periodo de prácticas. Va a alguna redacción de por aquí. ¡No le queda nada, pobrecita! ¡Menudos buitres los periodistas! Pero ¿por qué me empeño en que es estudiante de periodismo? Puede ser que esté terminando filología inglesa. Eso, filología inglesa. Pues sí, tiene cara de la Pérfida Albión. Mira tú por dónde, otra filóloga más. Después todas quieren ser Marías Moliner. Pero bueno, ¿quién soy yo para estar repartiendo oficios a la gente? ¡Vaya usted a saber en qué trabaja esta chiquilla! A lo mejor trabaja de mujer fatal y ahora, por las mañanas, se viste de Caperucita con las dos coletas y la diadema para disimular… (En ese momento me di cuenta y grité) ¡Pero, Dios, siempre me pasa lo mismo! ¡Me van a echar de la agencia de detectives privados! Yo no tengo que pensar qué demonios estudia la piba esa, sino seguirla, seguirla como un sabueso… ¡Y ya le he perdido el rastro!

Juan Yanes

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El verboso

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 21 julio, 2012

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El verboso

¡Eh, usted, el engominado! El que está a punto de salirse del encuadre, ¡recule, por favor! Vuelva a entrar. Yo sé quién es usted. Mi padre era amigo suyo. Decía de usted que era un buen conversador. Un poco arrogarte. Sí, eso decía. Que le gustaba mucho hablar. ¿Incontinente? No. Lo de “incontinente verbal”, no lo decía, no. ¿Verborrea? Sí eso sí llegó a decirlo alguna vez, o quizá decía “verborragia”, o sea, que era usted muy verboso o quizá excesivamente verboso. Que le salían las palabras por todos sitios. ¿Un pesado?  No, el nunca llegó a decir que usted era un pasado. Lo que sí decía es que era usted un “plomo”, pero nunca lo decía en tono peyorativo, nunca. A mí lo que me interesa es hablar de fotografía y no es muy ortodoxo eso de estar medio fuera de la foto, ¿no cree?

Juan Yanes

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El calor

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 20 julio, 2012

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El calor

El calor es una enfermedad que derrite las imágenes. El calor es amarillo. El calor hace que salten los plomos, da gusto ver cómo saltan los plomos, brincan y saltan como los peces en el agua. El agua, el agua. Cuando pienso en el calor, pienso en el agua, pero no salto ni brinco. Yo ahora hago pilates. Me cuido mucho. El pilates se toma con whisky, agua y hielo para que no te fundas vivo, con el calor. Cuando se te funden los plomos se derriten las neuronas. Entonces te da una cosa que se llama saturnismo. El saturnismo es una enfermedad imaginaria como el calor.

Juan Yanes

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Ventana

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 19 julio, 2012

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Ventana, puerta para mirar hacia dentro.

J.Y.

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«¿Qué horas son mi corasón?»

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 18 julio, 2012

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«¿Qué horas son mi corasón?»

¿Dime qué hora son, mi corasón? Llevo un montón de tiempo preguntándotelo. Yo no sé qué día es ni qué mes del año toca. Saco las estaciones por el olfato: si hace calor es verano, si hace frío es invierno. Si veo las calles llenas de flores es que es primavera. Y si las veo llenas de hojas… me pongo a llorar. Pero no uso móvil, ni reloj, ni tengo agenda, ni duermo en un lugar fijo porque no tengo casa. Ya sé que debería trabajar para tener una casa propia y un reloj de pulsera. Yo soy de los que no son de ningún sitio. Yo soy un tipo difícil de aguantar. Yo soy de los que no son de nada, pero protestan por todo. Yo soy de los que no tienen bandera, ni patria, ni dios, ni amo, ni ley, pero soy de los que viven con pasión. No soy un flemático, ni un tío frío, ni un calculador, ni un rácano. Yo soy de los que no pagan impuestos, porque las cuatro perras que tengo las reparto yo que conozco el paño. Yo soy de los que escupen en la calle y no recicla nada para las multinacionales del papel y del cartón. Yo soy de los que desinflan las ruedas de los coches, de los que sellan la cerradura de las mansiones con silicona, de los que gritan en la puerta de los bancos, de los que dan falsas alarmas de bombas en las oposiciones de auxiliares administrativos de la cosa, de los que mean en las esquinas, de los que echan de todos los sitios porque huelen mal. Yo soy de los que sabe quiénes no movieron ni un dedo cuando estaba vivo el autócrata. Yo sé el nombre y los apellido de los que se forran con el dinero público, de los que tienen el alma corrupta, el corazón corrupto, las manos corruptas. ¿Dime qué hora son, mi corasón? Llevo un montón de tiempo preguntándotelo y no me dices nada. Si me dices la hora igual me hago un muchacho de esos formalito, de los que creen que se pueden reformar las cosas desde dentro del sistema dándole cuerda al reloj.

Juan Yanes

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Dios, el panóptico

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 17 julio, 2012

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Dios, el panóptico

Cuando yo tenía siete años, mi padre me puso en una escuela de curas. Allí estuve hasta que cumplí quince. Los curas se pasaban todo el día hablando de Dios. Se lo sabían todo de Dios. Ahora de mayor, me doy cuenta de que hablaban de Dios y de lo sagrado con una familiaridad casi obscena, pero entonces no era consciente de ese detalle crucial. A mí, en general, me importaba todo un pimiento y lo que decían me entraba por un oído y me salía por el otro, menos cuando explicaban aquello de que Dios era ubicuo y omnisciente. Entonces sí afilaba yo el oído. Esas dos palabras querían decir, más o menos, que Dios podía estar en todas partes a la vez y veías todo lo que hacías, aunque estuviéras escondido a cien kilómetros bajo la tierra. Eso quería decir que Dios sabía todo lo que pasaba por tu cabeza y leía tus pensamientos y tus más íntimos deseos. Había alguien, por tanto, que te estaba viendo siempre, de día y de noche. «¿Y cuándo duerme?», preguntaba yo. «Dios no duerme», me decían los curas. «Dios es Dios, tiene un poder infinito». Para inculcarte esa idea de la omnisciencia y la ubicuidad, cada media hora, sonaba una campana en la escuela y un niño se levantaba de su pupitre y decía: «¡Acordémonos de que estamos en la Santa Presencia de Dios!». Y todos respondíamos, abandonando cualquier actividad que tuvieras entre manos, inclinando el rostro y cerrando los ojos: «¡Adorémosle!». El niño encargado de recordar «la Santa Presencia de Dios», continuaba con una breve fórmula fruto, sin duda, de una aportación del genio hispano a los métodos de lavado de cerebro de aquellos curas  afrancesados: «¡Bendito sea el día y la hora —decía— en que Nuestra Señora del Pilar vino en carne mortal a Zaragoza!». Y ahí terminaba el asunto, con aquel Dios que te clavaba su ojo en lo más recóndito de ti mismo. Y a la media hora te lo volvían a recordar y a la media hora siguiente, y a la siguiente, un día y otro día, un mes y otro mes, un año y otro año. Yo me imaginaba a Dios como un ojo.  Un ojo grandísimo, escrutador. Un gran ojo que estaba sobre mi cabeza  siempre, siempre. Yo me repetía: Nunca estás sólo, siempre te está mirando Ese, el del ojo, tú no lo ves, pero Él sí te persigue con la mirada. Era como si viviera en una cárcel, pero no en una cárcel barroca e imaginaria como las cárceles de Giovanni Piranesi, no. Era como si viviese en un panóptico, dentro de una cárcel perfectamente racional y destructiva. Vivía en el panóptico de Jeremy Bentham, aquella siniestra construcción transparente en la que el vigilante que está en el centro ve la celda de todos y cada uno de los presos, robándoles su intimidad y su libertad.

Juan Yanes

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Glamour

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 15 julio, 2012

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Báquica

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 14 julio, 2012

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Báquica

Aquel día los toros del encierro eran toros alados y, nada más salir, se echaron a volar y no hubo carrera, ni corrida, ni cornadas, ni sangre, ni muerte. Habían soltado a Baco, por la mañana y corría por la ciudad el vino, la locura y el éxtasis dionisíaco.

Juan Yanes

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Rojerío y cultureta makarra

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 13 julio, 2012

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Rojerío y cultureta makarra,
una mezcla imponderable, oiga.

J.Y.

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¡Mon semblable, mon frère!

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 12 julio, 2012

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¡Mon semblable, mon frère!

¡Eh tú, mirón! ¡Lector hipócrita, mi semejante, mi hermano! ¿Verdad que sabes de sobra que el Estado es la cabeza del monstruo del poder? ¿O tú eres de los que fingen ser patriota y ciudadano sumiso? ¿Patriota del miedo, ciudadano del miedo? ¿Verdad que tú sabes de sobra para quién trabaja el monstruo? ¿Por qué entonces no golpeas su cabeza hasta aplastarla? ¡Ah, mi querido e hipócrita lector, tú también vives de las migajas que caen de su mesa y eres débil, como yo, que me dedico al poco recomendable oficio de leer a los poetas, en lugar de hacer la revolución!

Juan Yanes

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Ni un fisquito pan

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 11 julio, 2012

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Ni un fisquito pan

Vírese p’acá, cha María
Vírese p’acá, cho José
Que el fisquito pan que tenía
Se lo comió un perenquén

Letrilla de un tajaraste, canto popular canario

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Así andamos

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 10 julio, 2012

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Así andamos 1

Ciego guiando a otros ciegos a ninguna parte.

Así andamos 2

Ciego guiando a otros ciegos hacia el abismo.

Así andamos 3

Para lo que hay que ver, mejor es estar ciego. Si encima de ciegos estamos sordos, hemos llegado a la perfección.


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¡Qué culpa tiene el tomate!

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 9 julio, 2012

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¡Qué culpa tiene el tomate!

Yo creo que, efectivamente, el tomate no tiene culpa de nada. En eso estamos de acuerdo con Chicho Sánchez Ferlosio, autor de la letra y la música de esa canción y de tantas otras canciones de la resistencia antifranquista que se cantaban como populares (Gallo rojo, Hay una lumbre en Asturias). Con el resto de la estrofa ya no estoy tan de acuerdo. Es muy difícil creer en la posibilidad de que venga un tipo, meta el tomate en una lata y lo mande para La Guaria, donde se producen miles de toneladas de esa hortaliza. Pero de ahí a que sea culpable de algo… Hazte cargo de la situación, que tú estés tan tranquilo tomando el sol fumandote la matita y que llegue alguien y te pasaporte. Vamos, que no hay derecho. J.Y.

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Sociología de la Crisis (IV)

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 8 julio, 2012

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Sociología de la Crisis IV

Esto ya empieza a ser alarmante, pero alarmante, alarmante. Las pibitas chicas también se dan el piro y no pasito a pasito, sino a toda velocidad, sin despedirse de nadie, a la francesa, sin ningún tipo de consideración, sin maletas, sin travelers checks, sin tarjeta de crédito. ¿Pero dónde van estas criaturas? ¿Quizá vayan al país de las asambleistas de Aristófanes, o a la Agrupación de Mujeres Libres, con todas las ácratas de este mundo y del otro? ¿Quizá se manden a mudar a algún gineceo utópico? ¡Yo ya no entiendo nada! ¿Cómo ha calado tanta desafección, tanto desapego, tanta inquina contra su pobre país en crisis? Claro, los jóvenes no existen para este pobre país de viejos en crisis, sobran, nadie da un duro por ellos. Los dueños de este país en crisis, la gerontocracia encorbatada, no dice nada más que mentiras, es verdad. Esos que salen por la tele son unos mentirosos compulsivos. Es normal entonces que se vayan, ¿pero desde tan pibitas? Será que las niñas tienen un sexto sentido, el de la autenticidad.

Juan Yanes

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Cuerno de luz

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 7 julio, 2012

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Cuerno de luz
Apuntes

Cuerno de luz roja ojo lóbulo pestaña hoz hoja de guadaña tajada de sandía en la herida vertical grieta raja fisura colmillo de sangre cuando la uña del deseo al borde del cristal que hiere el sexo herido del labio de carmín y de los hilillos afilados de la sangre roja como un cuerno de luz como una tajada de sandía como una herida vertical como hendidura como cortada como un colmillo de sangre como un sexo herido como un labio de carmín como un hilillo afilado de luz roja: cuerno guadaña hoz pestaña tajada herida colmillo borde sexo labio cortada hendedura grieta  fisura raja…

Juan Yanes

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¡Vacaciones!

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 6 julio, 2012

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¡Vacaciones!

….. Cuando llegaban las vacaciones estivales, mi abuela entraba en estado peripatético y organizaba la mudanza de la casa de la ciudad donde vivíamos, a otra casa que estaba a diez quilómetros, pero a seiscientos metros de altura sobre el nivel del mar. La razón de tan extraña conducta es que era fundamental para la salud el cambiar de aires. Había que cambiar de aires o morir. Nunca he sabido qué relación tenía el cambio de aires con esa cosa que llamamos salud, pero estoy seguro que este tipo de remedios misteriosos, forma parte de la historia de la medicina, lo mismo que el flogisto —que nadie nunca vio por ningún sitio—, forma parte de la historia de la alquimia.
….. Entonces mi abuela contrataba una camioneta medio destartalada, del hermano de un amigo de un amigo de ella que le hacía un precio especial y metía todos los enseres: camas, somieres, colchones, calderos, ropa de cama y de vestir, colchas, mantas, toallas, platos, cuchillos, tenedores, infiernillos y  otros los mil trastos más, necesarios, según ella, para organizarnos decentemente la vida. Recuerdo que coronando aquel caos de muebles, cajones, bolsas y maletas, colocaban la jaula del canario, sujeta, con cuerdas y lianas, a puntos estratégicos de la furgoneta que sólo el dueño de la misma conocía. Ese era el comienzo de las inefables vacaciones de mi infancia. Empezaban a principios de julio y terminaban antes del 12 de octubre, fiesta del Pilar, patrona de la Guardia Civil, día de la Raza, de la Hispanidad y no sé de cuantas cosas más.

Juan Yanes

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Aruñar muros

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 5 julio, 2012

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Aruñar muros hasta llegar al hueso

Juan Yanes

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Arquitectura y desolación

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 2 julio, 2012

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Arquitectura y desolación

¿Dónde está usted? Aquí en mi casa. ¿Qué hace? Nada, miro por la ventana. ¿Qué ve? Un edificio igual que el mío lleno de ventanas. ¿Cómo son las ventanas? Cuadradas, como nichos. Cinco por cinco. ¿No hay puertas? No, en esta fachada no hay puertas. ¿Cómo es la pared en la que están las ventanas? Lisa, totalmente lisa. ¿Y el color? Nada, blanco. ¿Le resulta agradable ese tipo de edificios? No, me parece desolador. ¿Hay alguna persona asomada a la ventana? No, no hay nadie. ¿Hay alguien andando por la calle? No, no hay nadie. ¿Hay alguien con usted en la habitación? No, no hay nadie. ¿A qué distancia está usted de la ventana por la que miras? Estoy junto a ella. ¿Tiene abierto el cristal? Sí, de par en par. ¿Se va a tirar al vacío? Sí, me voy a tirar.

Juan Yanes

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Dos caminan el mismo camino

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 1 julio, 2012

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 Dos caminan el mismo camino

Uno de los que camina tiene la vida a favor, el otro la tiene en contra.
—¿Para qué hacemos el camino, carajo, si nunca termina?
—Eso mismo me pregunto yo. Será para abreviar el paisaje.
—Yo no necesito que me abrevien nada. Bastante abreviado estoy ya.
—Pues eso tiene su enjundia, compadre.
—Pues debe tenerla pero a mí no se me asemeja.
Y el que tenía la vida a favor apretó el paso y el que la tenía en contra fue aflojando, aflojando hasta que se quedó sentado en el suelo, mirando para las piedras.

Juan Yanes

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