El oscuro borde de la luz II (fotos y microrrelatos)

Tecnología punta para ventanas, claraboyas y tragaluces

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 31 marzo, 2011

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Tecnología punta para ventanas, claraboyas y tragaluces

Este adminículo —le explicaba yo a mi madre—, del que aparece sólo un fragmento en la foto, se introduce en el agujero ad hoc situado en el intersticio de la jamba derecha de la ventana e impide que ésta caiga como un cizalla, capaz de cortar en frío una plancha de metal, sobre el cogote de la persona que, incauta, asoma la cabeza al exterior, impidiendo que la mencionada cabeza sea guillotinada y ruede en el vacío como si fuera una ejecución sumarísima y la familia tenga que contemplar el penoso espectáculo de aquel ser querido, decapitado, andando por la casa sin cabeza. Entonces mi madre me miró de arriba abajo como si no me mirara y dijo: Las gallinas son las que tienen cogote, nosotros tenemos cuello. Y se fue tan ufana.

Juan Yanes

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Tránsito

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 30 marzo, 2011

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Tránsito

Nadie conoce el veneno que sella ojos y oídos. Nadie pasa del blanco al negro cuando la realidad es incolora, ni ingresa en la noche sin la promesa de la luz. Nadie palpa las variadas formas de la belleza desde el miedo, ni piensa en el olvido cuando no existe memoria o recordación, ni surge o se levanta cuando la realidad flota en el vacío sin base aparente de sustentación. Nadie hace sonar la flauta en el laberinto del silencio, ni se arroja al vacío en los brazos desnudos de Ícaro, ni se toma la cicuta para desaparecer en un soplo con la muerte. Sólo los elegidos que tienen limpia la mirada merecen el tránsito.

Juan Yanes

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Variaciones sobre una alcachofa

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 29 marzo, 2011

 

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Vicios y verduras

En el corazón de la alcachofa encontró un ecologista en estado orgásmico.

Juan Yanes

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Los mensajes de la botella

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 28 marzo, 2011

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La piel

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 28 marzo, 2011

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Lo más profundo del ser humano es la piel

Paul Valéry

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serva

Espiral

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 26 marzo, 2011

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Espiral (microensayo)

Juan Yanes

 La espiral podría haber sufrido una elongación en el tiempo y en el espacio, después de asistir a la defunción de la línea recta y a la derrota de la racionalidad instrumental, contra las que luchó durante décadas.

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La espiral debería ser el símbolo de los procesos complejos de la vida, porque ella es la espiral excéntrica de la historia sin ciclos, que también se batió contra Hegel y todos sus epígonos. La espiral es la negación de la idea de progreso continuo e ilimitado que ha dejado las cunetas llenas de cadáveres.

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La espiral es un canto al pensamiento conscientemente asistemático, al arte transgresor, a la pintura rabiosamente no figurativa, a las vanguardias eternamente jóvenes, a la ficción abierta a todas las direcciones.

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Si hay espiral no hay centro, si hay espiral no hay principio de autoridad. La espiral es la belleza errátil, el mundo inconcluso, insurgente, abierto, donde todo está por hacer. La espiral es el rizo que se riza, el caracol, el bucle, la hélice.

Escultura de Andreu Alfaro en las ramblas de Santa Cruz de Tenerife

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La entrevista

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 25 marzo, 2011

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La entrevista

¿Qué saberes han dejado huella en tu vida, qué saberes han sido fundamentales?.- Saberes, saberes… Me preguntas por los saberes que dejan huella, déjame ver… ¿esa es una pregunta foucaultiana, no? Me estoy estrujando las meninges para averiguar dónde están esos saberes. Todo lo que se nos enseña es para vivir, para hacer cosas, para estar en el mundo, para penetrar en su misterio, para transformarlo, para intervenir. A algunos les gusta mucho esa palabra, intervenir. A mí, no me gusta. Me gustan los saberes inútiles, aéreos, improductivos, que no sirven para nada. Me gustan los saberes que me ayudan a vivir. Me gustan los saberes que me enseñan el infierno que es vivir… Y tú, ¿por qué preguntas esas cosas? ¿Tú siempre andas por ahí haciendo estas jodidas preguntas a la gente?

Juan Yanes

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El nefelista insoportable

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 24 marzo, 2011

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El nefelista insoportable

El nefelista huele las nubes. Se alimenta de nubes. El nefelista conoce nubes de todas las clases, formas y colores: simples, complejas, elásticas, macizas, progresistas, resistentes, enclenques, proteicas, mansas, gigantescas, sosas, caderudas…  El nefelista las llama por su nombre. Pasa el dedo sobre ellas y las difumina. Sopla y las dispersa. Las pone al baño de María, las escurre y luego las tiende al sol. El nefelista tiene una concepción organoléptica de las nubes. El nefelista está enamorado de las nubes y se pasa todo el día hablando de ellas. El nefelista es, sencillamente, un tipo insoportable.

Juan Yanes

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Un cactus en la Vía Láctea

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 24 marzo, 2011

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Polisemia o las cosas que están dentro de las cosas

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 23 marzo, 2011

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Carpe diem

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Instrumento pirómano

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Algoritmo voraz

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Lavativa electrónica

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Instrumento prehistórico que se regala en los cumpleaños

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Memoria histórica

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Abrelatas universal

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Objeto mitómano

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De una ventana de la infancia

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 23 marzo, 2011

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De una ventana de la infancia

De Aroios, sí, de Aroios y más concretamente de la “lisbonísima” parroquia de Sao Jorge, 4º distrito fiscal y, más concretamente, de una ventana de la infancia que da a una iglesia que ya no está y a una plaza con dóciles palomas dando saltitos sobre borrachos adormilados. Soy de ahí, de esa plaza y de esa ventana, para que lo sepas.

José Cardoso Pires

Seguramente tomé este texto de ese admirable libro que es, Lisboa: diario de a bordo : voces, miradas, evocaciones.
Lisboa : diario de a bordo : voces, miradas, evocaciones.

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Jiribilla

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 21 marzo, 2011

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Jiribilla

El Diccionario de canarismos de Antonio Lorenzo (y otros ilustres entomólogos rebuscadores del léxico de las islas), dice que la jiribilla es desazón, inquietud, exceso de movilidad, y que también se utiliza para designar a la persona muy inquieta. Por ejemplo, el esqueleto, el perverso polimorfo, el chiquillo ese de la foto, tiene jiribilla. En general  los niños y las niñas tienen jiribilla durante todo el día, hasta que se duermen. La jiribilla se tiene, pero una de sus propiedades es que también puede “entrar” de repente. Por ejemplo, los maestros suelen preguntar a alguno que no para (lo alumnos en general, no paran): “A ver Kevincostner Pérez,  ¿me puede decir qué le pasa a usted, le entró la jiribilla?”. Para tranquilidad del público, hay que decir que la jiribilla no es nada grave. Nadie va al médico diciéndole que tiene jiribilla. Todo el mundo sabe que lo mismo que entra, sale. El problema está cuando la jiribilla se incorpora al carácter y a la manera de ser de la gente, porque entonces dejas de «tener» jiribilla y te convierte en un jiribilla: «Ese es un jiribilla«. Terrible, ya te han hundido para siempre. También existe el «jiribilla del carajo», pero si abordamos esta acepción, entramos en unas profundidades semánticas en las que me siento absolutamente incompetente.

Juan Yanes

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Deseo y fulgor

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 20 marzo, 2011

 

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Deseo y fulgor

Quítame esa luz estampada contra el muro. Borra de mi vista ese blanco cegador que espejea por los rincones y déjame el fulgor rojo de la sangre latiendo en el lienzo de las paredes.

Juan Yanes

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Teoría del viaje

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 19 marzo, 2011

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Teoría del viaje (microensayo)

Navegar es necesario, vivir no lo es.

………. Hay un viaje. Hay infinitos viajes. Hay nubes viajeras que transitan el espacio, pájaros que cruzan la rosa de los vientos en todas las direcciones. Todos los viajes son a ninguna parte. Todos los viajes son a alguna parte: el viaje germinal de nueve meses en el útero materno; el viaje en el vientre de la ballena que trasporta a Jonás; el viaje en el vientre de un caballo en una ciudad de Asia Menor, cuando pasamos a cuchillo a todos sus moradores… El viaje sigue siendo un territorio de formidables metáforas y mitos. Un espacio simbólico privilegiado.  
………. Para Mali­nowski, los pobres trobriandeses de la Melanesia —sobre los que dijo cosas inconfe­sables en su Diario en el estricto sentido del término—, eran argonautas,  Los argonautas de los mares del Sur. Aquellos humildes viajeros se trasmu­tan en una réplica de los viajeros mitoló­gicos en busca del vellocino de oro.
………. La imagen misma del antropó­logo se asocia invariable­mente al inicio de un viaje. Tristes trópicos, de Lèvi-Straus­s, es la narración de un viaje que comienza en Marsella y se dirige al corazón de la Amazonia. Pero el viaje es también, dice Argullol, «una de las fuen­tes que alimenta al cau­dal simbólico de la experiencia huma­na», algo que «se corresponde con la geo­grafía ilimitada del reino del deseo»: encontrar la tierra prometida que mana leche y miel; encontrar la Isla non trubada a lomos de una ballena en compañía de San Brandán; enloquecer buscando las calles pavimentadas de oro de El Dorado; partir hacia el paraíso de Aztlán donde no hay enfermedades ni muerte; o a buscar las áureas manzanas de la inmortalidad del Jardín de las Espérides…
………. Han desaparecido los viajeros. Hoy sólo existen los turistas y los emigrantes y los desplazados por el odio. Yo camino reducido a la triste condición de turista, vagando por los muros, las ventanas, los tejados y las aceras de Segovia, de Berlín, de Tlaxcala,  de Florencia, de Nantes, de Granada, de Stratford-upon-Avon, de Grândola, de Puebla y por los desportillados balcones de El Malecón habanero. No está claro que el turista viaje. El suyo es, por antonomasia, un viaje inmóvil, estéril, una especie de ejercicio solipsista del que sólo quedan fotos, es decir, instantes sin historia.

Juan Yanes

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Mariposas gigantes

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 17 marzo, 2011

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Mariposas gigantes

No es infrecuente que en determinadas épocas del año y en circunstancias especiales de presión y temperatura aparezcan mariposas gigantes en la ciudad. Entonces se produce una conmoción entre los cazadores de mariposas, siempre vestidos de manera tan ridícula con esos pantaloncitos por encima de la rodilla y ese colador de café, o manga o como se llame el cazamariposas que llevan en ristre. Se reúnen todos bajo las órdenes del gran cazador, Vladimir Nabokov y después de estudiar exhaustivamente la estrategia de captura de los fantásticos lepidópteros, se dirigen al lugar en que han sido avistados. Pero, a esa hora, ya los poetas y las poetisas de la ciudad han puesto sobre aviso a las mariposas gigantes que cruzan el cielo de la urbe como si fuera una majestuosa formación de  veleros  voladores.  

Juan Yanes

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Mi cuervo

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 16 marzo, 2011

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Mi cuervo

Un cuervo se posó en el árbol que hay frente a mi ventana./ No era el cuervo de Ted Hughes, ni el cuervo de Galway./ Ni el de Frost, ni el de Pasternak, ni el cuervo de Lorca./ Tampoco era uno de los cuervos de Homero, impregnados/ de sangre coagulada tras la batalla. Era sólo un cuervo./ Que jamás encajó en parte alguna/ ni hizo nada digno de mención./ Se quedó ahí en esa rama durante unos minutos./ Luego alzó el vuelo maravillosamente/ y salió de mi vida.

Raymond Carver

(Versión de Jaime Priede)

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Orquídea

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 15 marzo, 2011

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Orquídea. Estoy empezando a cansarme de los comentarios sobre las connotaciones sexuales de las orquídeas. ¿Pero usted le ha hecho el amor a alguna orquídea? Nadie le ha hecho el amor a una orquídea, ni siquiera, una simple felación. Todo son metáforas, imaginación desbordante y ausencia total de principios botánicos y profilácticos. J.Y.

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Desnudo oceánico

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 14 marzo, 2011

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Desnudo oceánico I

Sólo se sentían desnudas dentro del mar. Sólo se sentían desnudas en el rumor de las gaviotas. Sólo se sentían desnudas dentro del sonido de la caracola. Sólo se sentían desnudas entre los brazos fosforescentes de las algas. Sólo se sentían desnudas cuando las miraban los ojos tristes de los ahogados. Sólo se sentían desnudas cuando avanzaban trémulas hacia la boca del monstruo.

Desnudo oceánico II

Sólo se sentían desnudas dentro del mar, porque allí estaba el rumor de las gaviotas en el sonido de la caracola, se sentían atrapadas por los brazos fosforescentes de las algas que retenían el instante y la mirada triste de los ahogados mientras avanzaban, trémulas, hacia la boca del monstruo.

Desnudo oceánico III

No mires a las muchachas desnudas que se adentran en la mar, entre los gritos de las mórbidas gaviotas y el seductor sonido de las caracolas, abrazadas lúbricamente a los tentáculos fosforescentes de las algas. Ellas van ensimismadas a buscar los ojos sin luz de los ahogados  que reposan en el fondo de las fauces del monstruo. Si las sigues, te los sacarán a ti también.

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Juan Yanes

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Gaviota de azogue

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 14 marzo, 2011

A mis amigos que hacen la revista virtual, Gaviotas de Azogue. Desde que conocí este nombre, ya las gaviotas no pueden ser más que de azogue, de niquel, de plata o de algún otro metal vagaroso.

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El acompañante

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 13 marzo, 2011

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El compañante

Martín Amis dice que a partirde los 50 años, la vida nos hace un regalo: nuestro pasado, un nuevo acompañante que está por descubrir.

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Foto de Ch. Sánchez

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Es que estos días ando un poco apurado

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 12 marzo, 2011

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Es que estos días ando un poco apurado

………. Es que esto no es vida. Es que así no se puede hacer nada. Es que todo lo quieren ya. Es que ya está bien. Es que bien está lo que está bien. Es que hasta aquí hemos llegado. Es que alguna vez hay que cortar por lo sano. Es que hay que saberse plantar. Es que hay que aprender a decir no. Es que no saben escuchar. Es que llevan mucho tiempo montados en el machito. Es que están acostumbrados a la sopa boba. Es que no son más idiotas porque no entrenan. Es que les vamos a dar sopa con ondas. Es que van a empezar a saber lo que vale un peine. Es que esto no puede seguir así. Es que algo tiene que cambiar. Es que parece que lo hacen aposta. Es que un día va a reventar esto por algún sitio.  Es que están jugando con fuego. Es que es mucho para el cuerpo. Es que no sé dónde vamos a llegar. Es que esto no se puede aguantar. Es que vamos a tener que ir a la Huelga General. Es que la piba me tiene frito. Es que me he venido a una isla desierta, un ratito…

………. Es que es verdad, ¡estamos rodeados de pisadas de gente intangible! ¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhggggggg, maldita agencia de viajes!

Juan Yanes

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¿Qué culpa tiene el tomate?

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 11 marzo, 2011

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Ella recibía visitas

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 10 marzo, 2011

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Ella recibía visitas

Todos los días, ella recibía visitas de cortesía, esa rancia tradición entre las clases pudientes y timoratas de visitarse constantemente como un rito. Ella, a pesar de la edad, conservaba un rosto enjuto y altivo y una nariz sacada con tiralíneas que le daban un aire de distante elegancia. Desde por la mañana se ponía de punta en blanco y se sentaba en el saloncito, junto a la entrada, como si fuera un consultorio, a recibir visitas. Los muebles antiguos, pasados de moda, el tiempo detenido en un punto impreciso. Las visitas entraban, se sentaba, hacían como que tomaba algo y se iban. Todo muy comedido, sin estridencias, algunas risitas, comentarios ligeramente crueles, no me digas que la hija de los Soldevilla está embarazadas… A veces, las visitas, venían de dos en dos, de tres en tres o de cinco en cinco. Ella las atendía con igual solicitud, emperejilada para la ocasión, porque a las visitas no se las puede recibir de cualquier manera. Sonreía, asentía, se entusiasmaba con lo que contaban, se entristecía, se abrumaba. Era consciente de que casi nunca hablaban con ella, sino que hablaban entre sí, pero ella las escuchaba sin interrumpir su conversación, con una paciencia infinita, con una devoción incansable. ¿Qué sentido tendría la vida sin las visitas?  Un suspiro, quizá, un débil lamento, y así un día y otro, hasta que su familia decidió quitar del saloncito de la entrada la televisión y mandarla a ella a un manicomio.

Juan Yanes

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Breve tratado de ateología

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 9 marzo, 2011

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Breve tratado de ateología

«Ese es Dios», decía mi madre señalando una estatua de alabastro que colgaba de la pared de la iglesia. La imagen de Dios como un anciano vestido con una túnica blanca, se compadece mal con la realidad. Dios no tiene cara, es plano como un lienzo. No tiene cabeza, ni manos, ni pies, ni color. Dios solo escruta, pero no tiene mirada. Tiene los ojos vacíos. No está en su naturaleza tener formas o sentimientos humanos. Sería quizá, más poético pensar en él como una máquina vagamente inteligente que huye de la mirada obscena de los humanos y les niega la misteriosa comprensión de lo sagrado. Mi madre insistía, «ese es Dios, hijo, háblale. Él escucha lo que le decimos y ve todo lo que hacemos». Y yo le hablaba, pero nunca respondía. Yo sólo veía su rostro de piedra inexpresivo y su mirada inmóvil. Yo sólo podía sentir miedo de Dios.

Juan Yanes

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Talla en alabastro de Pere Joan, s. XV. Museo Nacional de Arte de Cataluña

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Juan Gelman, Semper

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 3 marzo, 2011

Poema de Juan Gelman, publicado en su libro, Cólera buey

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Abandono

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 3 marzo, 2011

Fotografía de Ch. Sánchez

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Abandono

No quiero que me dejen aquí, sola. Por la escalera baja otra niña con una cara igual a la mía, que se muere de miedo.

Juan Yanes

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El general ecuestre

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 2 marzo, 2011

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El general ecuestre

Hay un general que atraviesa nuestra historia montado en uno de los cuatro jamelgos del Apocalipsis, vociferando la anacrónica letrilla, Por Dios, por la Patria y el Rey... Es el general de la estatua ecuestre. En la hoja de servicios del general de la estatua ecuestre, constan los siguientes auxilios a la nación: dar coces; rebuznar; haber participado en el pelotón de fusilamiento del General Riego y en todos los levantamientos militares contra el orden constitucional, del siglo pasado y del anterior y de éste y de los que hagan falta (desde La Pepa, a la II República, pasando por La Gloriosa y el 23F ); haber entrado a caballo en el Parlamento con el General Pavía y estar dispuesto a entrar las veces que sea necesario; haberse fotografiado sosteniendo la cabeza de un rifeño después del desastre a Annual; haber coadyuvado con el General Franco a la represión del levantamiento de Asturias y colaborado en el golpe militar y en la guerra civil de 1936; haber estado adscrito, como semental, a las recuas de la remonta; hozar sobre sus raciones de paja, cebada, pan y menestra como el resto de los animales. Haber, en fin, entregado su vida al servicio de la patria como un pelele infausto. Es el general ecuestre con su espadón, esperando que la historia asome la cabeza para cortársela de un tajo.

Juan Yanes

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Les Nourritures Terrestres

Posted in Sin categoría by Juan Yanes on 1 marzo, 2011

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