Nosotras
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Nosotras
Nosotras las genuinas, las geniudas, las desmanganilladas, las que estamos solas, las arrugadas, las cara de locas, las que vivimos con cuatro perras, la que nunca iremos a un asilo, las que estamos de palique todo el día, las que nos reímos de todo, las que parimos un montón de hijos, las que no tenemos pensión, las que mangoneamos, las que hemos vivido a trancas y barrancas, las parejeras, las si te he visto no me acuerdo, las que silbamos por la calle, las que no pedimos limosna, la que sabemos mear de pie sin escarrancharnos, las que vestimos siempre con rebecas viejas, las fondonas, las tetudas, las viejas desdentadas, las que no comemos en la beneficencia, las que escupimos por el colmillo, las que fumamos como carreteros, las que no pagamos la luz ni la contribución, las que zurcimos la ropa, las que vamos a morir más solas que la una, las que no vamos a la iglesia, las que nos acordamos de todas cosas, porque nos acordamos de todas las cosas.
Juan Yanes
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Como los hijos de la mar
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Me encontraréis… ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Antonio Machado
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Fin de fiesta
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Fin de fiesta
…………… ¡Mi madre!, qué cantidad de gente. Había muchísima gente en la calle. Gente feliz y contenta. Un enorme jolgorio desde hacía horas. Era increíble, salía gente desde dentro de la gente. Eso no lo había visto yo nunca y se iba formando un auténtico gentío. ¡Qué explosión demográfica, qué multitud, qué masa tan espesa! Se reproducían como las moscas. Aquello crecía y crecía como la masa del pan. Un animal que se movía lentamente y que se extendía en todas las direcciones. Sí, sí, un animal. Los tipos esos de los conciertos que reunen en un estadio a miles y miles de personas, hablan de que la masa humana, que no ven pero sienten, se parece a una animal que está vivo y que se mueve. Aquella masa humana era una animal. La gente bebía y cantaba, de vez en cuando levantaban los brazos como si estuvieran bailando una jota. Estarán celebrando algo —me dije—, se reían, se ponían caretas, turbantes, chiflaban con matasuegras, seguían bebiendo, bebían por los codos y hablaban. Hablaban o más bien gritaban porque la música que salía de unas enormes torres de sonido, caía sobre ellos y los aplastaba, pero luego los veías sacar la cabeza y seguir hablando. También comían como descosidos. Comían cosas chiquitas, como pastelitos, o muslos de pajaritos, o torreznos, o boroñas preñadas, o chorizo de Cantimpalos, o caviar gomero. Qué sé yo, me dio la impresión de que comían gurumelos, o criadillas, o criadillas de la tierra… No paraban de comer.
…………… La fiesta siguió y siguió y nadie se quería ir hasta que se oyó sobre el techo de la ciudad el rugido de los aviones. Después ya no se volvió a oír nada.
Juan Yanes
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Plática
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Plática
—¿Y por qué ustedes ya no vienen más nunca a la iglesia? —preguntó a los que iban andando.
—Pues porque ya no sirve —le respondieron ellos.
—¿Y cómo es que ya no sirve? ¿Cómo van ustedes a cumplir con Dios? —inquirió nuevamente.
—Pues cómo va a ser. Que cumpla Él primero y después cumplimos nosotros —respondieron ellos mientras seguían andando .
—¿Y cómo va a saber Dios esas cosas si ustedes no hablan con Él? —dijo.
—Ese dios no habla. Es mudo —dijeron ellos y se fueron.
Juan Yanes
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Sociología de la crisis (I)
Sociología de la crisis (I)
Las pibas se van, se marchan, se rajan, se mandan a mudar, se abren, se dan el piro, se botan para afuera, huyen, desertan, se dan de baja, salen por patas, cogen camino, se evaden, cogen carretera y manta, se escapan, se fugan, desaparecen del mapa, salen pitando… pero lo hacen con una elegancia… El problema es a dónde se van, a dónde se rajan, a dónde se mandan a mudar, a dónde se las piran. Yo estoy por que se queden la pibas, pero como no hay país que aguante el 50% de paro juvenil, deberíamos obligar a que se rajen de aquí toda esa panda de delincuentes que nos ha llevado, interesadamente, a esta situación. Pero las pibas que no se vayan, por favor.
Juan Yanes
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Cuerpos
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Cuerpos
Los cuerpos que perseguía Cavafis por las calles de Alejandría, o por las de Constantinopla serían morenos como los hermosos cuerpos desmadejados de estos muchachos que juegan, indolentes, en la arena. “Mi cuerpo a los placeres entregaré, a las delectaciones soñadas, a los más atrevidos deseos amorosos, a los lúbricos impulsos de mi sangre, sin ningún temor”. Cavafis es un cuerpo luminoso lleno de cuerpos y labios y deseos en medio de una inmensa quietud. Cavafis buscando la sostenida claridad de la belleza “Así tan intensamente contemplé la belleza… que plena está mi vista de ella. Líneas del cuerpo. Labios rojos. Miembros voluptuosos… Rostros del amor, tal como los anhelaba”. No hay pena en Cavafis, no hay sufrimiento, no hay culpa, al contrario, todo está fundado de una serena y dulce inocencia. Y mientras aprendemos a disfrutar de los dones de la vida seguimos aquí sentados en el ágora, esperando la llegada de los bárbaros.
Juan Yanes
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Wishful thinking
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Wishful thinking
Con la crisis, ¿se habrán olvidado de las alambradas, de los campos de destrucción, de las fronteras, de los guantánamos, de los muros, de las cárceles secretas, de la tortura, de las escuelas de mecánica, de los abu ghrayb?
Juan Yanes
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Somos gente
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Somos gente
El caso es que no puedo vivir al margen de la gente. No puedo escaparme del lenguaje, escaparme de las marcas, escaparme de los ritos, escaparme del recuerdo de la música, de las formas, de las miradas, es decir, de los signos y de los símbolos. Ser persona es ver el mundo a través una mirilla que te ponen delante, moverse dentro de una camisa de fuerza, elegir de forma condicionada. Los sociólogos tienen un nombre muy rimbombante para designar este fenómeno: socialización primaria y socialización secundaria. Entonces, como no me gusta ser esa pasta que es la gente, me pongo a frivolizar sobre la libertad, pero sé de sobra que es mentira. Miro con sus mismos ojos, hablo con sus mismas palabras y escucho con sus mismos oídos.
Juan Yanes
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Limpieza general
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Limpieza general
Borró el disco duro de su ordenador, regaló las macetas, bajó los plomos de la luz, le puso dos candados a la puerta, se despidió de las personas que amaba y cerró la casa. Después hizo un montoncito con todos sus recuerdos y los quemó.
Juan Yanes
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Paisaje herido
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Paisaje herido
¿Por qué chillan esos pájaros ahorcados sobre el horizonte?
Juan Yanes
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Árbol de los deseos
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Árbol de los deseos
Todos los deseos son el deseo. Todos los deseos son bocas, como palabras, como cartas, como manos.
Juan Yanes
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Memoria
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Memeria
Entonces mordíamos las raíces de la hierba para tener la certeza de estar enterrados cerca de casa.
Juan Yanes
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Primer aniversario del 15M
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Ayer se conmemoró el primer aniversario del movimiento 15 M. En 90 ciudades de España y en multitud de ciudades del mundo se celebraron manifestaciones de protesta, como la que aparece en la foto, celebrada en Santa Cruz de Tenerife.
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12M15M
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La manifestación de Santa Cruz de Tenerife, saldrá a las 16.00 de la Junta de Obras del Puerto
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Hola, he vuelto
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Hola, he vuelto
Ayer me fui corriendo, pero hoy he tomado la decisión de regresar. La situación no ha mejorado, es más, creo que ha empeorado. Siempre se puede bajar un escalón más en la ignominia, en la corrupción de las instituciones y de las personas, en la degeneración de la vida pública. No vuelvo por responsabilidad, ni porque tenga ningún compromiso político o moral con esta sociedad que detesto. Me importa una higa todos sus negocios, me importa una higa eso que llaman crecimiento económico, me importa una higa eso que llaman reforma estructural. Sólo me interesa incordiar, contribuir a que haya cientos, miles, millones de personas que incordian, que cuestionen su legitimidad.
Juan Yanes
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Adiós, me voy
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Adiós, me voy
¡Adiós, me voy corriendo, antes de que sea tarde! ¡Algo huele a podrido en Dinamarca! ¡Son los activos tóxicos! ¡Ya no puedo más! ¡La banca corrompida! ¡El gobierno un ergástulo! ¡El suelo patrio arruinado! ¡El honor perdido! ¡La política prostituida! ¡El arte una chinoiserie! ¡Las ciencias sociales en estado comatoso! ¡Tú, hecha un desastre! ¡Yo con estos pelos! ¡Y los establos de Augías en una situación verdaderamente lamentable!
Juan Yanes
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Unas manos
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Unas manos
Estas manos no son manos. Son la estilización de unas manos. Es imposible que existan manos así. ¿Quién es su dueña? Me gustaría conocer la cara de estas manos, ver si su rostro transmite la misma luz, la misma entereza que sus manos. No están los tiempos para este tipo de manos. Deberían estar crispadas, furiosas. Deberían golpear, agitarse, amenazar. Y sin embargo reposan plácidamente una sobre otra, se dejan acariciar por la luz, dibujan la contención de un gesto que llena la escena del dulzor de la serenidad.
Juan Yanes
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Una infancia aritmética
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Una infancia aritmética
Había cosas que subían y cosas que bajaban o que subían y bajaban a la vez. Por ejemplo, las escaleras. Las escaleras eran un de los artefactos más fascinantes de la existencia. Uno se abismaba pensando en las escaleras: un, dos tres, cuatro, cien, doscientos, mil. Mil escalones tenía la escalera de los Sindicatos Verticales de la calle Méndez Núñez. En todos los sitios había escaleras, su uso era es universal. Alguien las habría inventado ¿no? Debería haber un día dedicado a su memoria. Pero ya sabemos que la historia es injusta y cruel. Nadie sabe quién fue el inventor o la inventora de la escalera, ni cuándo la inventó. Había también cosas que estaban numeradas de mayor a menor o viceversa u ordenadas de mayor a menor o según una regla arcana. Había celosías, rejas en las ventanas, en los jardines y en los balcones donde la repetición era la llave mágica que convertía aquellos objetos anodinos en seres dotados de hermosura. Estaba el teclado del acordeón del tío Macario, que lo único que tenía de cacofónico era su nombre, porque él, de por sí, era más bien dulce. Estaban las teclas del piano que tocaba mi abuelo, por las que subían y bajaban sus dedos transparentes. Todas estas cosas, de alguna manera, recordaban una escalera. Creo que la única cosa fantástica que me enseñaron en la escuela fue la perspectiva cabellera. Todo el universo, desde los objetos más pequeños a las más grandes, podía ordenarse de acuerdo a su distancia del punto desde el que se miraba. ¡Admirable! Las líneas de fuga me parecían las líneas más hermosas de la tierra (imaginarias, claro). Y, junto a ellas, la figura del cubo y los círculos horizontales y verticales para medir la latitud y la longitud, era algo que rozaba la perfección. Ahora que soy mayor sigo buscando cosas que suban o bajen, que establezcan una progresión o una regresión, que creen series en ascensos o gradaciones. Sigo buscando la perfección de las proporciones y de los números, para no dejar que se me escapen las escaleras de la infancia. Pero a estas alturas no sé si se trata de arimética, de geometría o, simplemente, de poesía.
Juan Yanes
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Tu madre
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Tu madre
—Tu madre, no es que sea insoportable es que es la persona más insidiosa del mundo.
—¿Ah, sí? Pues es la primera vez que te oigo despotricar de ella.
—Alguna vez tenía que ser la primera.
—¡Vaya, pues la verdad es que me sorprende! Siempre te has comportado con ella como una persona servil. Te diría más, siempre me ha molestado esa actitud reverencial y fingida que has mantenido ante ella, de gusano arrastrándote por el suelo.
—Es sólo una estrategia de supervivencia. La misma que sigo contigo.
—¿Qué insinúas? ¿Qué soy igual que mi madre?
—Igual no, peor.
Juan Yanes
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Objeto polisémico
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Objeto polisémico
Esto que vemos aquí puede ser una tetera imposible, o la pipa metálica de un pope, o una trompetilla auricular para sordos, o una tentativa de saxo sin sexo, o el orinal de mi tía Julia, o un objeto inútil del deseo, o plata robada por España en San Luís Potosí, o un samovar constreñido, o un hisopo hermafrodita, una sinergia maníaco depresiva, o puede ser, sencillamente, un sarcasmo enlatado. Yo no haría demasiado caso a este tipo de ejercicios, por los efectos colaterales que pudiera tener en la deformación de la imaginación o por la cosa peripatética en sí.
Juan Yanes
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Sevillanas
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Escucha, si te apetece, estas singulares sevillanas de Chicho Sánchez Ferlosio, Pa la sangre
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Mientras visito el castillo
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Mientras visito el castillo
Mientras visito el castillo, yo te tiro tiritos, yo te tiro los tejos, yo te mato con tomate, yo te como de pies a cabeza, yo no dejo de ti ni la raspa, yo te mato callando. Yo con este puñal de oro te descorazonaré, yo te cortaré en pedacitos y te echaré en la sartén, yo con los labios como espadas, yo con mi aljaba de ciegos venablos, yo con mi rifle, yo con mi mauser, yo con mi treinta treinta. Yo desde la muralla, yo desde el adarve, yo desde mi almena, yo desde mi torre, yo desde los mil matacanes de mi castillo, yo desde mi tronera. Yo desde mi nada, amarte y destruirte.
Juan Yanes
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Las fotografías son las almenas del Alcazar Puerta de Sevilla, de Carmona.
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Txoria Txori (Pájaro)
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Txoria Txori
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik…
txoria nuen maite.
Mikel Laboa
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Pájaro
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo…
yo lo que amaba era un pájaro.
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Escúcha esta preciosa canción interpretada por su autor. Traducción de musikazblai.com
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