La mirilla (cuento de terrrrorrrr)

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La mirilla.- Era de noche. Estaba solo en mi casa y no esperaba a nadie cuando oí un ruido en la escalera y me acerqué a la puerta. Había alguien al otro lado de la mirilla. Estaba apagada la luz de la escalera, así que adiviné una forma que se movía escasamente iluminada por la luz del ascensor. Se movía con precaución. Alguien, ¿quién? Un tipo de complexión mediana, me pareció. Lo observé. Siguió moviéndose con cautela durante unos segundos y yo permanecí quieto detrás de la puerta. Esperé que tocara el timbre o que tocara con los nudillos. No hubo llamada alguna. Se mantuvo frente a la puerta amparándose en la oscuridad. Casi podía oír su respiración. No, no era su respiración, era la mía. Yo tenía el ojo pegado a la mirilla y el tipo que estaba fuera acercó también su ojo a la mirilla. Los dos nos mirábamos sin vernos. Nuestras caras estaban separadas escasamente por unos milímetros, ojo contra ojo. Tuve una sensación desagradable, como si hubieran violado mi intimidad, como si estuviera desnudo en medio de una multitud que me mira. Seguí observando y contuve el aliento. No me atreví a abrir la puerta, ni a preguntar. Supe que él sabía que yo lo miraba desde dentro. Me pareció que esta situación se prolongaba durante un tiempo insoportable. Era de noche, estaba solo en casa, no esperaba a nadie… Luego oí un golpe seco como un martillazo y sentí un dolor que me atravesaba el ojo. Separé la cabeza de la mirilla mientras un finísimo chorro de sangre salía de mi pupila como un surtidor. Juan Yanes

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El fulgor de la hojalata

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Libre, sola

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Contraste

Laberinto: Homenaje a Borges, del escultor Gustavo Torner, 1973

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Siniestro total

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Siniestro total.- Cofrades con capirote, curas, representantes del ejercito, señoras con mantilla y peineta, abanderados, protección civil, monaguillos, cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado, guindillas en moto y a pie, guindillas con traje de gala, pasos, crucifixiones, vírgenes llenas de puñales, sangre, encapuchados, banda de tambores y cornetas, nazarenos, sayones, costaleros, turiferarios, pendones, disciplinantes, cuatro beatas, representantes de las instituciones democráticamente elegidos y el artículo 16 de la Constitución muriéndose de risa o de pena o de miedo o de asco. Juan Yanes

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