La institución
.
La institución
¡Huye, hermano, antes de que perezcas! Hubo un tiempo que pensábamos que la institución se podía cambiar desde dentro. Pero fue una ilusión. Cuando yo la dejé, estaba en una fase, digamos, neomaltusiana. Aún no había empezado a devorarse a sí misma en un ejercicio implacable de autofagia. Es un monstruo que no ha dejado de crecer y crecer. Y al mismo tiempo que crecía, creaba los mecanismos de su propia demolición. Las instituciones son máquinas ciegas que destruyen a las personas. Sólo sirven para eso, para destruir. ¡Huye, antes de que sea demasiado tarde!
Juan Yanes
.
.
.
.
.
.
.
leave a comment