Bestiario bestial
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Bestiario bestial
Juan Yanes
Biodiversidad.- ¡Qué cantidad de bichos asquerosos hay en el mundo! Menos mal que los pesticidas terminarán con ellos en dos generaciones.
Colesterol y filosofía.- Francis Bacon, ¿no es una marca de tocino?
Cría cuervos.- Me gusta que mis hijos estudien cosas de las que yo no sé absolutamente nada. Así no me veo obligado a hablar con ellos de nada, y como no tenemos nada de qué hablar la incomunicación es perfecta.
Raros.- ¿Qué es eso que tienes ahí? ¡Ah, ese agujero, nada! Es que hace tiempo tenía boca.
La ogra.- Antes gritábamos y fingíamos llegar al orgasmo. Ahora nos los comemos crudos.
Mariposas.- La mejor forma de terminar con las bandadas de mariposas en primavera, es con un lanzallamas.
Por las ramas.- Ya no se va más por las ramas, lo tengo atado al tronco y amordazado.
Espejos.- Hacer el amor con espejo, es hacerlo dos veces. Voy a poner dos en las paredes de mi habitación. Aunque yo hace tiempo que estoy en la fase cualitativa del asunto, la cantidad no deja de ser un elemento perturbador y hasta cierto punto, mágico.
Las manos.- La solución estaba en sus manos, pero era manco.
Racismo. Antes había razas y por lo tanto diferencias y por lo tanto se podía buscar culpables, perseguirlos, encarcelarlos, eliminarlos. Pero ahora sólo hay culturas y las culturas no se pueden meter en la cárcel.
Fastfood.- Decididamente me incorporo a la modernidad líquida. La comida, a partir de ahora, me la inyecto directamente en vena.
Pájaro en mano.- Un pájaro en la mano no sirve para nada, así que lo apreté hasta asfixiarlo.
Comer y callar.- Siempre guardaba silencio, hace tiempo que se había comido la lengua.
Máscaras.- Somos más mentirosos que nuestras máscaras porque también les mentimos a ellas.
La patria.- ¿Por qué se pasan la vida inventando patrias, madrastras, españas?
Báquica.- ¡Únete a la fiesta! ¡Hoy se ha fugado Baco del manicomio y anda suelto por ahí buscando gente para armarla!
La Santa Infancia.- Cuando niño, como no había conciencia ecológica ni había ecologistas ni había nada de nada, matábamos a todo bicho viviente que se nos pusiera por delante: perseguíamos perros, depredábamos nidos de pájaros, matábamos ratas, apedreábamos gatos, martirizábamos lagartos, crucificábamos libélulas, escarabajos, moscas y grillos, quemábamos hormigueros, avisperos y perseguíamos abejas, pájaros y palomas hasta el fin del mundo. Éramos Atila, el azote de Dios, la santa infancia.
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Escultura de Josep Granyer. Barcelona
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Inconmensurable.
Nunca había usado esta palabra; ahora sé que la tenía reservada para esto.
Yo sólo soy un viejo cascarrabias, tú sí que eres un poeta… que he visto algunas cosas tuyas por ahí y en Ángeles sobre Berlín, que se derrite uno.
Di que sí.
Abrazos a ambos